El vestuario del Valencia de Rubén Baraja

Rubén Baraja ha hecho muchos “fichajes” intangibles para el Valencia. Es algo de lo que ya hablamos el curso pasado, pero como ciertos sectores se empeñaron en que haber conseguido la permanencia era poco menos que una vergüenza, y que también hubo ciertas actitudes más que reprochables, pasó más desapercibido de lo que debía. El Pipo fue claro, habló a la cara, y unió a aquellos que tenían claro dónde estaban y querían estar.

Hay mucho trabajo en la sombra, mucho, y en el que también fue muy importante la figura de Carlos Marchena, igual que ahora lo es la de Chema Sanz, y los capitanes, que dieron un enorme paso al frente el curso pasado, y lo siguen dando en este. El valor que tiene algo así no sé si tenemos claro lo que vale, pero sí tendríamos que saber que no se compra con dinero, que no se puede puede comprar en el mercado.

Sin apenas fichajes, todo el verano y en el comienzo de Liga hemos visto un Valencia con las ideas muy claras y que desprendía un muy buen rollo a nivel personal. Obra y gracias de Baraja, que ha comido el tarro al personal de una manera que era muy necesaria después de todo lo sucedido el año anterior. Si esa fortaleza aguanta todo el año, si cuando vengan mal dadas, que vendrán, el grupo se hace más duro todavía, seguramente no estaremos entre los 4 primeros, pero tampoco es probable que lleguemos a la última jornada buscando la permanencia.

Nadie está contento de contar cosas como estas, pero las cosas que pasan son las que son, no lo olvidemos. Y valoremos el trabajo que no se ve de este equipo, de este cuerpo técnico, que es también para quitarse el sombrero.