El optimismo de Baraja con el Valencia
El entrenador quiere huir de dramas, porque sabe muy bien que eso no ayuda en nada, y menos a un equipo joven como el suyo
Rubén Baraja quiere pensar en grande en clave Valencia CF. No, el Pipo no se ha vuelto loco ni se va a poner a decir que el equipo va a ganar la Liga, que todo hay que explicarlo para que nadie se lleve a engaño… o se enfade, que esa es otra. Baraja quiere huir del pesimismo permanente, del drama constante, de esa sensación de que todo tiene que ir mal para que todo esté bien.
Es una sensación marciana que se vive en nuestro club, pero que es una realidad como la copa de un pino. El entrenador, que al final es quien trabaja todos los días con los jugadores y sabe lo que se puede y lo que no se puede, es optimista dentro de un orden muy concreto.
Porque sabe el potencial, sabe lo que puede dar el grupo, y sabe también que el mercado de invierno es algo esencial, aunque nadie debería esperar que diga nada en este momento, porque ni toca ni va a conseguir que pasen cosas ahora mismo. Pero cuando habla Baraja, en el Valencia sopla un aire fresco, no es sólo desidia y horror, sino que hay también fútbol, esperanza, ganas de ver cada partido que jugamos.
El Pipo no le tiene que demostrar nada a nadie a estas alturas, pero sin pretenderlo, lo está haciendo, porque se ha convertido, de forma natural, en el mejor representante de la entidad, en un símbolo y en un líder, lo que siempre fue cuando se vestía de corto en los mejores días de nuestros 104 años de historia.
Me gustaría que hiciéramos bastante más caso a Baraja que al resto de cosas. Primero porque no tenemos ninguna incidencia sobre ellas, y segundo, porque al final, lo que nos une es el fútbol, es un gol de nuestro equipo, es la alegría de lograr una victoria. Sí, el fútbol es eso, aunque lo olvidemos muchas veces.