¿Quién manda en el Valencia deportivo?
La figura es desagradable y poco agradecida, pero es básica, porque tiene que emerger cuando las cosas se ponen peor

En todos los equipos tiene que haber un cabrón que mande y al que se le tenga miedo y respeto, y en el Valencia esa figura también debe existir. Es una figura poco agraciada, muy poco, pero que tiene una labor esencial, porque en un grupo de profesionales siempre debe haber alguien que mande, que mande mucho, y que cuando hable se haga el silencio, sino es por respeto, al menos que lo sea por miedo.
En cada club esa figura la encarna alguien distinto, no se trata de un cargo, sino más bien de un rol, aunque lo cierto es que, cerca del césped, el director deportivo es quien debe ejercerlo, o es quien más normal podría ser que lo hiciera.
Porque hay momentos en los que se ha de dar un golpe en la mesa, algún grito y cosas que deberían quedar siempre en el vestuario (ha odiado toda mi vida a aquellos que cuentan lo que pasa dentro, porque esa gente no es de fiar en nada), y cuando te pasan cosas como la del domingo en Barcelona, todo esto se debe dar.
El jugador, y el entrenador, tiene que estar preocupado por lo que se vaya a encontrar en el entrenamiento al día siguiente, porque no basta con analizar y corregir, que claro que hay que hacerlo, sino en asumir las consecuencias de estar en un club grande y hacer el ridículo.
Porque cuando en ese mismo club se hace bien, los contratos buenos aparecen, como debe ser, pero en caso contrario, que no pase nada es inadmisible. Y ahí tiene que salir esa figura que ponga a todo el mundo firme, en su sitio, y que haga que esto, de ninguna forma, no se vuelva a repetir. La pregunta, lógicamente, es quién.