De todos los que rajan de Damià Vidagany, ¿cuantos han hablado con él alguna vez? ¿A cuantos no les dio lo que le exigían?

El despellejamiento público ha sido bochornoso, pero no el del aficionado, sino el de los profesionales de los medios de esta ciudad

Toni Hernández | 06 JUL. 2017 | 06:30

Damiá Vidagany es mi amigo, lo es desde cuando jugábamos al fútbol en el CEU su clase contra la mía en 1993, lo es desde cuando empezamos juntos en esto del periodismo deportivo, lo es desde que compartíamos banquillo haciendo inalámbrico en Mestalla con Nacho Cotino cada semana, lo es incluso desde que me vetó estando ya en el Valencia y tuvimos un año con las mayores broncas de la historia, en público y en privado, de cara y de espaldas. Sólo puedo decir que lo conozco, y que jamás en mi vida le he pedido nada, ni él a mi, al revés, los dos nos hemos ofrecido a ayudarnos cuando las cosas no han ido bien. No me debe nada, no le debo nada, y cuando veo su salida del club pienso muchas cosas. La primera es que no la entiendo en este momento (yo, que soy tan pelota de Lim y de todas sus decisiones), porque le había dado vida a todo de una forma espectacular. La segunda es que la clase periodística de esta ciudad tenemos lo que nos merecemos, porque nuestro estilo, y hablo en general, ante situaciones como esta, pone en evidencia que nos vendemos por un plato de lentejas. Y si no nos lo dan, encima nos enfadamos como niños pequeños.

Aquí NADIE puede dar lecciones de NADA, porque todos llevamos lo nuestro, porque todos tenemos muertos en el armario por muy de íntegros que quieran ir algunos. Cuando nos bailan el agua somos todos maravillosos, y cuando no, toda la bajeza y vileza del mundo son poco para ir contra el que nos desmonta el chiringuito. Me pregunto, de todos los que han insultado a Damiá durante estos días, cuantos han hablado si quiera una vez en su vida en persona con él. Pero sobre todo me pregunto cuantos de los profesionales de los medios que lo han abierto en canal, sin piedad, habían exigido cosas que se les habían negado, ya sea en dinero o en especies. ¿De verdad pensáis que a estas alturas servidor no sabe de qué va esto? ¿Pensáis que soy nuevo o que me chupo el dedo? Ni deber ni que te deban te da una posición de privilegio que no tiene precio. Damiá seguirá siendo mi amigo, en el Valencia o fuera, porque lleva siéndolo mas tiempo en el segundo estado que en el primero. Otros están buscando ya un pilón nuevo, que el invierno viene frío. Y cuando el nuevo se vaya, el final será el mismo.