No nos carguemos la ilusión de los niños por ser del Valencia

En 1986, nadie nos quitó a los niños la ilusión por ser del Valencia. Es más, nuestros padres fomentaron ese valencianismo aún más si cabe, porque casi doblamos los abonados en Segunda respecto a Primera, y se generó algo que no ha dejado de crecer hasta hoy, con puntos concretos de crecimiento, pero que se fraguó en el peor desastre deportivo de la historia de esta institución centenaria.

Y ahora, cuando hablo con amigos y con gente que es futbolera, que es valencianista, que siempre lo ha sido, ya no sé si por edad, por agotamiento o porque llegas a ese punto en que muchas te dan igual, pero es como si hubiera levantado el pie del acelerador y que las cosas ya no fueran como antes.

Confieso que quien me hace ir al fútbol sin que me lo piense es mi hija, 11 años, que ha salido más valencianistas que yo, y a la que no le quiero quitar esa ilusión de ninguna de las maneras, porque ella, como tantos otros, es el futuro del Valencia, y eso lo tenemos que cuidar, más a que a cualquier otra cosa.

¿Que les está tocando vivir una época de mierda? Bueno, sé que siempre digo lo mismo, pero si esta generación no ve un partido de Liga en Mestalla ante el Sestao, el Figueres o cualquier filial, no será peor que la nuestra, no lo olvidemos. Sigamos yendo al campo, llenándolo, sacando abonos, haciendo valencianismo, porque esa será nuestra victoria en el largo plazo, sin ninguna duda.