Cuando el Valencia crítico sin banderas se ha quedado sin ganas

Echo de menos a mucha gente en el entorno del Valencia aunque muchas veces discutiera con ellos. Porque eran puntos de vista sin trincheras, o sólo la del Valencia en todo caso, y había un respeto, aunque nos dijéramos de todo en los medios y donde no eran los medios.

Se ha perdido a mucha gente por el camino, bien porque la vida se los ha ido llevando, bien porque han terminado hartos de todo y de todos, y han dedicado sus energías a otras cosas que les consumieran menor. Hasta hace unos años hablaba con alguno para decirle que no, que no lo hiciera, pero con el tiempo, con el maldito y bendito tiempo, te das cuenta que es algo poco menos que inevitable por muchas circunstancias.

Hace unos días hablaba con uno de ellos, mi querido Santi Fernández, que cumplía 60 castañas. Y cuando le felicitaba recordaba como si fuera hoy mismo la fiesta que nos organizó en Tavella a los amigos para su 50, hace ya una década. Y la gente valencianista de un nivel brutal que había en esa cena, y que hoy, ya no está en primera linea, ni en segunda, o como digo, se nos ha ido, como el gran e irrepetible Ximo Ríos-Capapé. No era un valencianismo de gritos, de insultos, de amenazas, de extremos.

Era un valencianismo sentido, cada uno entendido a su manera, pero en el que tenía cabida la forma de pensar de todos, aunque eso fuera la excusa para enzarzarse. Ese valencianismo lo hemos perdido, o lo estamos perdiendo, y lo peor de todo es que no veo la forma de recuperarlo.