Nadie quiere entender que en este Valencia de hoy, con un dueño que se llama Peter Lim, manda eso, el dueño, que se asesora por quien le da la gana, que tiene los amigos que le da la real gana, que pone de entrenador o directo deportivo a quien quiere, que los pitos de la grada si se da el caso los escucha en Singapur, a miles de kilómetros de distancia, que cuando el equipo quedó cuarto estaba en el mismo sitio, que como cualquier empresario de verdad de los que se meten en el fútbol, no se va a exponer a