Lo que nos gusta complicarnos la vida en el entorno del Valencia
Las guerras y los relatos van siempre por delante, y cualquiera que llegue es recibido a bofetadas, que tampoco es de recibo

En el entorno del Valencia nos gusta hacernos pajas mentales, generar follones y estar en guerra, y ciertamente la excusa para ello es totalmente secundaria. Es obvio que la situación generada por Peter Lim sólo ha hecho que tirar gasolina a un incendio que ya está suficientemente vivo, pero que claro, algunos necesitan para poder tener a alguien pendientes de ellos, aunque su discurso ya haga tiempo que está más que agotado.
Se le da palos a todo, y a todos, porque ahora mismo Corberán es San Carlos, pero cuando vino en enero recibió de todos los colores porque nadie sabía quién era. Y de esas, sólo en los últimos tiempos, tenemos muchas, porque realmente da igual lo que pase, sino que cualquiera que asoma por la puerta tiene que ser criticado por el simple hecho de venir. No hablo ya de la camiseta, que ha sido la última cuestión, porque han sido verdaderos dramas.
Y esta semana aterriza Ron Gourlay, que ya tuvo su comité de bienvenida con una cuenta fake en redes sociales, con lo que no quiero imaginar las burradas que se va a tener que oír cuando sea de carne y hueso. De verdad que esta forma de actuar no la entiendo, no la he entendido nunca, y la guerra que podamos tener con Lim y contra Lim no lo justifica todo, ni mucho menos. Y eso sí, una cosa para algunos: no habléis en nombre del valencianismo, que nadie os ha autorizado para ello.