En el Valencia no puedes ser amigo de tus amigos, o depende del momento
No entiendo muchas cosas que pasan en nuestro entorno, lo digo muchas veces y lo digo de verdad, y esta es una de ellas

Soy amigo de Rubén Baraja desde hace más de 20 años, y lo que llevo viviendo desde febrero de 2023, cuando se hizo con el banquillo del equipo, no lo había visto nunca. O sí, pero quizá jamás de forma tan directa, tan cercana, tan salvaje. Hemos pasado de "qué bueno es tu amigo", a "dile a tu amigo que se vaya a su casa", y dicho por las mismas personas con apenas un lapso de tiempo. Lo entiendo como parte del del fútbol, pero como persona me cuesta.
Y a pesar de que mi amigo me riñe si me meto en jaleos, y esto no es una forma de hablar, lo que no puede ser es que no se pueda dar la cara por la gente en la que crees, que ya ha demostrado que se puede contar con ellos y que sí, este año no hay manera de dar con la tecla, pero que señalarlo como el gran culpable es poco menos que absurdo. Y claro que sabía dónde se metía y que esto podía pasar. De hecho, ese era el gran miedo que teníamos sus amigos.
No sé lo que pasará más allá del sábado contra el Rayo, ni siquiera lo que sucederá ese día. Sé que quiero que gane el Valencia, como siempre, como toda la vida. Y claro que sé, o intuyo, lo que pasará si no se hace, y que eso afectará a mi amigo. Pero una cosa es eso, que forma parte del juego, lo repito de nuevo, y otra que, como un cobarde canalla, te escondas ahora que vienen mal dadas. Yo sigo creyendo en Rubén Baraja, y no le digo a nadie que haga lo mismo, sólo que me deje hacerlo a mí.