El Pipo Baraja necesita la ayuda de todos en el entorno del Valencia

Rubén Baraja es la mayor leyenda de la historia del Valencia, y ahora mismo, el clavo ardiendo al que todos nos agarramos como si no hubiera un mañana. Es como ese amigo que, cuando iba contigo, sabías que no te podía pasar nada malo. Y eso es bueno, y también malo, porque el crédito en el entorno de nuestro club lo gestionamos de una manera, vamos a llamarle particular, y eso complica las cosas de una manera que no tiene sentido.

Tengo miedo por el Pipo, claro que lo tengo. Lo mismo que cuando firmó en febrero del 23 o renovó en junio de ese mismo año. O cuando lo ha hecho este verano de nuevo hasta 2025. El miedo no es por su capacidad, que ya ha quedado sobradamente demostrada, sino por el hecho de que le dejen desnudo, sin armas, sin nada, y contra eso es muy complicado ir, pero muy difícil. Aunque tengo claro que él no se va a rendir, no va a bajar los brazos, no se va a bajar del barco.

Y como él, aunque pongamos el grito en el cielo con toda la razón del mundo, todos nosotros. Porque el escudo tira con fuerza, porque eso es lo que nos mueve y nos remueve las conciencias, y por eso, al menos es lo que pienso hacer yo, hay que ayudar al Pipo. Podemos querer que todo arda por los cuatro costados, insisto, con toda la razón del mundo, pero no conozco a ningún valencianista que de verdad lo sea que vaya a dejar al equipo solo. Y tampoco al entrenador.