¿Qué queremos del Valencia de Baraja?
No estamos hablando nada, pero absolutamente nada, de lo que debe ser el año del equipo, y eso no me gusta en absoluto

No veo tensión competitiva en el entorno del Valencia. Y no me vale que me digan que falta un mes para arrancar la Liga, porque el año pasado, por estas mismas fechas, los dramas sobre el descenso eran el pan nuestro de cada día. Aquello se convirtió en una especie de activación para todos, y de alguna manera, en la gasolina que hizo falta para que el curso no es que fuera tranquilo, es que nos quedamos matemáticamente fuera de Europa casi al final.
Andamos en otras cosas, que tampoco es que sirvan para mucho, pero cualquier excusa es buena para mirar hacia otro lado, y la verdad, es algo que no me gusta. Porque también sé que hay mucho francotirador apostado, esperando el momento, y que se actuará sin ningún tipo de compasión, ya no contra la propiedad en caso de tener mucho mejor equipo, sino incluso contra algunos jugadores, cuyo único pecado es que están en el Valencia.
Vivimos instalados hace demasiado tiempo en el cuanto peor, mejor, y por eso creo que cualquier cosa que le sale mal al Valencia, o que no le sale, es poco menos que celebrada, que es para tirarse de los pelos. Lo estamos viendo, por ejemplo, con el Nuevo Mestalla, que cuando se pone a andar de verdad, parece que no gusta. O en las recciones a la llegada o no de Rioja, que cuando está cerca es que no tiene nivel, y cuando no, que no engañamos a nadie.