Y Baraja le dio la vuelta al Valencia…

Rubén Baraja y una estatua en la puerta de Mestalla. Será un tema para tratar un poco más adelante, lo tengo muy claro, y si estamos en eso es porque el Pipo ha obrado una especie de milagro en menos de un año del que creo que no terminamos aún de ser del todo conscientes. Tal día como hoy, hace un año, íbamos de viaje a Gijón para jugar Copa también, después de venir de la Supercopa de España, donde dicho sea de paso, no estuvimos mal.

Después del 0-4 en El Molinón, y un agónico empate a 2 en Mestalla ante el Almería, 6 derrotas seguidas, Gattuso huyendo, Lim sin fichar, el equipo en descenso… hasta que llegó el Pipo y todo empezó a cambiar. Poco a poco, pero a cambiar. Todo hasta llegar a este punto, 17 de enero, Sant Antoni del Porquet, y estar a las puertas de un gran partido que puede ponernos en los cuartos de final de la Copa, pero por encima de todo, cargar de ilusión, más aún, al valencianismo, que ya está totalmente entregado a su equipo y  su entrenador.

Conseguirlo sin ser el favorito para ocupar el banquillo, sin fichajes, con chavales del filial, con un ambiente social hostil como pocas veces, con casi todo en contra, tiene un mérito terrible. Y si encima todo lo has hecho desde el sentido común y la calma, sin dramas y con cabeza, y dejando claro que lo más importante es el Valencia… Lo del Pipo merece que salga bien, muy bien, Por el club, por el equipo, por la gente… y por el que decidió arriesgarlo todo cuando venir aquí era poco menos que un suicidio.