El valencianismo de Rubén Baraja

Es de este equipo por encima de todo, y el día que deje de ser entrenador, eso no cambiará en absoluto, porque es para toda la vida

Toni Hernández | 24 DIC. 2023 | 00:02
Rubén Baraja

El valencianismo de Rubén Baraja es un regalo para el Valencia. Pero además de los grandes, porque sólo con ese sentimiento se puede afrontar todo lo que tenemos alrededor sin perder las formas y los papeles. Hay quien ha dicho que el Pipo se agarró a este clavo ardiendo porque era su último tren, y los que tenemos la gran suerte de conocerle, sabemos lo equivocados que están, porque no se trataba de su carrera en los banquillos. Era su equipo.

"No entendía seguir jugando con otra camiseta que no fuera la del Valencia CF", dijo el día que se fue, y pudo haber ido a muchos sitios, algunos bastante curiosos. Pero no, salir del club fue un palo porque esperaba estar al menos un año más, y su corazón ya estaba aquí para siempre. Su vida está en esta ciudad, sus hijos, sus amigos, todo. Es como si cualquiera de nosotros asumiera el banquillo. Nada sería igual aquí que en cualquier otro sitio, porque manda su valencianismo.

Y ese sentimiento es lo que da un diferencial por encima de lo que otro entrenador podría ofrecer. Porque cuando hace su trabajo, con todo lo que implica, especialmente fuera del césped, piensa en muchas cosas. Pasea por Valencia, vive la ciudad, compra en los comercios que todos nosotros, y eso conlleva una responsabilidad añadida que hace del Pipo alguien especial. Para mí, por todo, ya es la mayor leyenda de la historia de este club, y ojalá pueda llevar al equipo como entrenador al mismo lugar que como jugador.