La elección de Rubén Baraja como entrenador del Valencia
No se trata de hacer campaña por nadie, por muy amigo que sea, sino de suplicar que el club, por una vez, tenga algo de sentido

Si Rubén Baraja renueva como entrenador del Valencia, quiero tener esperanza. Lo que el Pipo le está exigiendo a Meriton, a Peter Lim, es lo que todos tenemos claro que hace falta, que es necesario, que debe constituir el ABC de un equipo de fútbol. No estamos hablando de mirar la Champions como si hubiéramos sido abducidos, sino de tener un proyecto, una hoja de ruta, una exigencia como el club que somos desde hace nada menos que 104 años.
¿Que hay entrenadores mejores que Rubén? Seguro que sí, no me cabe duda, y a él tampoco. Pero del mismo modo tengo claro que hay pocos entrenadores mejores para el Valencia de este momento, siempre y cuando la propiedad no vuelva a tomarnos el pelo a todos, una vez más. Y no, es miedo no hay modo de quitárselo de encima, porque las palabras no van a servir para nada, y sólo los hechos nos marcarán el camino.
Y aún así, aunque todo fuera como queremos, siempre estaríamos mirando a la espalda, pensando que la traición puede llegar en cualquier momento, de cualquier manera. Baraja ha hablado muy claro, sin estridencias ni excentricidades, pero con una firmeza propia del que sabe que no puede conformarse con menos, porque vive aquí, pasea por la calle con sus hijos aquí, tiene a sus amigos y parte de su familia aquí, y cuya vida está sólo aquí.
No va a tolerar un engaño, una falta de respeto, una mentira, porque él no es ninguno de los otros que han pasado de forma reciente, con el máximo respeto por todos. Bueno, por Gattuso menos, porque salir corriendo tampoco era la manera de afrontar los que tuvo delante. Sé que nadie creerá nada si Baraja firma, yo mismo tampoco, pero si eso llega a ocurrir, sólo será porque al menos se han comprometido a que pase lo que él ha pedido. Que así sea por el bien del Valencia, que por otro lado es lo único que quiere Rubén.