Todos somos José Luis Gayà

Ver sufrir a José Luis Gayà es ver sufrir al Valencia. A cualquier de nosotros. Lo que está pasando este año el capitán del equipo, más allá de todo lo que vivimos a nivel colectivo, es para escribir una novela de terror, y desde luego daría mucho miedo.

Le sancionan con 4 partidos al empezar la Liga poco menos que porque sí, le llaman al Mundial pero luego Luis Enrique se lo limpia de una manera bochornosa, el equipo se cae al suelo y anida demasiadas jornadas en descenso… y todo ello el curso en el que decidió renovar su contrato y atar su futuro al de la entidad de Mestalla, que es donde él quiere estar.

Además, algunos episodios en Mestalla que son especialmente desagradables, con algún indocumentado señalándolo como el culpable de no sé muy qué, y recurriendo al insulto con alguien que ha puesto siempre su valencianismo por delante de todo. Las imágenes que hemos visto del partido del Sevilla, cuando se come a Del Cerro Grande cuando nos escamotea un penalti claro como un castillo, son un testimonio gráfico de muchas cosas, lo mismo que su cara al acabar el partido, donde se denota de forma clara la responsabilidad que siente y el momento por el que estamos pasando.

Es la bandera y el escudo, es el espejo y es el referente, y por todo ello además de por su generosidad, se merece que las cosas le salgan bien, o al menos que no sean tan desastrosas como estamos viendo desde que empezamos este, de momento, nefasto 2023. Jose, estamos contigo, no lo dudes, como tampoco nosotros (la inmensa mayoría) dudamos de ti.