El valencianismo navega entre la resignación y la madurez

Son tiempos de división pero con dosis de esperanza, se está viviendo una mala etapa que ya se alarga demasiado pero ni mucho menos todo está perdido

Jose Hernández | 16 NOV. 2022 | 08:00
Valencia CF

El parón por el Mundial se va a hacer largo en Valencia. Sin partidos ni motivaciones en el campo se hablará mucho de cuestiones extradeportivas, y por supuesto van a ser semanas en las que la parte más radical del entorno aproveche para sacar a la luz su visión más negativa en cada debate. La mayoría de la afición está cansada, hastiada de la propiedad del club pero también de una "oposición" que vive muchas veces de los castillos en el aire y no permite la menor discrepancia sobre el discurso único. 

De todos los ataques que se han vertido quizá el más grave haya sido el dirigido a los aficionados que acuden ilusionados al estadio, que celebran las victorias e incluso en un momento dado son capaces de expresarlo con entusiasmo. "La afición del Valencia ya no es lo que era", "da vergüenza que se escuchen olés en el campo yendo décimos, eso nunca había pasado", unas afirmaciones que sencillamente son falsas y demuestran un desconocimiento absoluto de lo que fue siempre Mestalla. Porque lo cierto es que el Valencia ha vivido épocas incluso peores, y ello no quiere decir que no se reconozca que la etapa actual representa un peligroso camino entre tinieblas. 

La grada de Mestalla siempre fue volcánica y pasional para lo bueno y malo, en ocasiones la ira hizo que se señalara en exceso a algunos entrenadores pero también que se celebraran pequeños triunfos de manera exaltada cuando el equipo no iba bien en la tabla. Decir que lo que se ha visto esta temporada en Mestalla es algo nuevo simplemente es faltar a la realidad, es más, a pesar de la mala gestión gran parte de los aficionados que acuden al estadio están demostrando una gran madurez separando el apoyo total al equipo de la crítica a la gestión. El problema viene cuando no se respeta la manera de actuar de cada uno y se tilda de malos valencianistas a aquellos que no han optado por el activismo continuo; un discurso que sin duda se hace fuerte en los malos momentos deportivos y se desvanece con las buenas noticias relacionadas con el club.

Aquel que no ve siempre el vaso medio vacío es tachado de colaboracionista, "meritoner" y otros muchos calificativos despectivos por parte del sector más radical de una oposición que no termina de encontrar soluciones efectivas y reales. Cualquier tipo de protesta es legítima, como también lo es la opinión de muchos miles de aficionados que no creen que con carteles, pancartas, insultos y campañas en redes sociales se vayan a arreglar los problemas del Valencia CF. El catastrofismo permanente tampoco ayuda en este escenario de enfrentamientos y las posibles soluciones pasan por demostrar madurez, por ser conscientes de que hablamos de una SAD y que únicamente con capital se podrá llegar a un cambio en la dirección del club. Mientras tanto lo razonable sería calmar ánimos entre valencianistas y exigir una buena gestión por los cauces adecuados. Meriton tiene mucho que mejorar si, realmente como parece, vender el club no es una opción a corto plazo.