Juan Roig hace muy bien: lo que perdimos para el Valencia no tiene perdón
Que le vaya a poner al nuevo pabellón el nombre de su familia me parece perfecto, y ojalá cundiera el ejemplo entre muchos más
Lo que perdió el Valencia maltratando a Juan Roig no tiene perdón, y espero que la historia recuerda a todos aquellos que no dejaron que él y su hermano Fernando se pusieran al frente del club, porque son los autores materiales de la mayor barbaridad perpetrada en la entidad. Y eso, con todo lo que hemos visto durante tantos años, son palabras mayores. Lo he dicho muchas veces, y más que lo pienso decir, porque esos días no los olvidaré jamás, y sus consecuencias, tampoco. Porque imagino a mi club gestionado por dos de los mejores empresarios de la historia de esta tierra, y sé que no habríamos tenido techo, que los límites habrían estado en el cielo, que la palabra imposible no hubiera existido.
Ahora veo a Juan construir un pabellón de casi 300 millones de euros, pagados de su bolsillo, para el Valencia Basquet, y desde luego, para la ciudad. He asistido con la boca abierta a los debates sobre el nombre, en los que más de uno ha quedado con las vergüenzas al aire. Y ahora veo que se ha hecho lo que, al menos para mí, es lo más lógico, sensato y significativo. A la familia Roig hay que conocerla, y tengo el placer de ser amigo de varios de sus miembros, y por eso sé lo que quiere decir que le pongan su apellido al Arena. Y estoy más que a favor, porque ahora mismo hay que valorar el legado que nos van a dejar a todos, y esa instalación será una de las cosas que nos lo recuerden con fuerza.
Quien le ponga un pero a esta decisión, es sencillo, que los ponga él. Quien tenga una idea o un plan mejor, que lo exponga. Quien sea capaz de hacerlo por encima de lo que lo hacen los Roig, tiene vía libre. El problema es que nadie dará ese paso, porque no se puede dar. Ellos tienen el conocimiento, el dinero (ganado a base de crear riqueza y empleo) y el gusto de invertirlo en su tierra. El Roig Arena me parece brillante, lo digo con todas las letras, porque estoy convencido de ello. La próxima vez que ve a Juan no le daré la razón en casi nada, faltaría más, pero le mostraré mi gratitud como valenciano. Y mi pesar, de nuevo, como valencianista. Porque mira que fuimos torpes tratando mal a esta familia.