La política de Meriton con los entrenadores del Valencia

Se repite la historia: incomunicación, falsas promesas y poca confianza. Meriton sigue en la misma línea y los resultados están a la vista

Jose Hernández | 13 MAY. 2022 | 08:00
Marcelino y Bordalás

José Bordalás está decepcionado, el técnico no puede estar contento con las prestaciones del equipo pero tiene razones para no ser optimista ya que se siente ninguneado, ¿es algo nuevo? Para nada. Lo cierto es que la política de Meriton con sus entrenadores es muy extraña y está alejada del funcionamiento que suelen mantener los clubes de fútbol. La propiedad trata a sus técnicos como meras piezas de un engranaje empresarial y no suele tener en cuenta sus opniones.

Si repasamos el historial encontramos una línea definida. A Nuno se le dieron poderes pero bastaron pocos meses para que el club decidiera cortar su trayectoria. A partir de ahí comenzaría un baile de perfiles distintos, con amigos del máximo accionista o un Prandelli que fue el primero en decir basta cuando se sintió engañado. Siempre estuvo Voro para apagar los incendios provocados por Meriton y lograr que el daño no fuera mayor. A pesar de los éxitos no gustó que la dupla Mateu-Marcelino adquiriera tanto poder y nuevamente se volvió a las andadas. Con Celades se buscó un entrenador sin peso para enfrentarse y el caso Javi Gracia marcó una temporada sin fichajes y un entrenador que se quería marchar pero no pagar para rescindir su contrato.

A Bordalás el tarro de la ilusión y la confianza se le ha terminado. Pidió fichajes para ayudar al equipo y solo a medias el club le respondió en el mercado invernal, no era suficiente y lo peor es que ahora ni siquiera se le consultan decisiones tan importantes como la compra de Hugo Duro. Todos sabemos que el alicantino estaba a favor pero Bordalás se siente ninguneado ya que sospecha que este verano tendrá poco que decir si finalmente continúa; teme encontrarse con una plantilla todavía más limitada.