El estilo de juego del Valencia y las tontadas del fútbol

Estas cosas sólo pasan cuando un equipo empieza a ganar, a molestar, y siempre son indicativo de hacer las cosas bien

Toni Hernández | 22 MAR. 2022 | 00:02
José Bordalás

Los debates y las críticas sobre el estilo de juego de José Bordalás, que es un tema que ya se está haciendo largo, me parece una de las mayores estupideces que ha visto en los últimos tiempos, y mira que el potencial en esto es importante. Lo que yo le pido siempre a un entrenador, que entiendo que es lo que toca, es que haga competitivo al equipo. Cuando se firma alguien, lógicamente, tú tienes que saber perfectamente lo que estás metiendo en casa, y ser consecuente con tu decisión. Es decir, si fichas a un entrenador que juega a la contra, si no le traes delanteros que sean muy veloces, pues hombre, no es que le estés facilitando demasiado la labor.

Sentido común, no hay más. El técnico alicantino del Valencia tiene un sello, que todos conocemos, y que necesita una serie de jugadores para ser llevado a la excelencia. A la suya, que no tiene que ser necesariamente la del rival, que eso es otra cosa. Y cuando llegas al punto de jugar “de memoria”, y encima obtienes resultados, resulta estúpido ponerle peros a nada. Si eso ocurre en “casa”, me molesta y me preocupa. Porque cuando tenemos lo que siempre andamos buscando, y no nos vale, quizá entonces es que el problema es otro, y mucho más grave que jugar mejor o peor. Ahora bien, cuando esa incomodidad es fuera, ahí amigos, es cuando suena la música celestial. Porque cuanto más les molestas, mejor lo haces, más partidos ganas. 

El asco que generamos es directamente proporcional a la identificación que todos sentimos con nuestro equipo. 2004 fue un año que cambió el fútbol, entiendo que para bien. El Valencia ganó un Doblete, Liga y UEFA. El Zaragoza de Villa se llevó la Copa. El Oporto de Mourinho la Champions League, y Grecia la Eurocopa. Ganar es ganar, y el debate del estilo sólo lo sacan los ricos cuando no son ellos los que se llevan la gloria. Es lo que tiene no estar acostumbrados a perder, que buscas culpables en todas partes menos en ti mismo.