Terapia en el Valencia para contrarrestar las injusticias

Opinión/ El Valencia está en fase de reconstrucción pero los factores externos no ayudan en absoluto a un equipo que sigue muy comprometido

Jose Hernández | 12 FEB. 2022 | 08:00
Athletic-Valencia

El partido de San Mamés dejó varias lecturas que deben ser analizadas con calma. El resultado fue bueno, ciertamente se logró el objetivo de dejar la eliminatoria abierta de cara a la vuelta y también quedó la sensación de que la final está más cerca y se puede eliminar al Athletic. Pero lamentablemente se ha hablado más de otros asuntos que de un partido que recordó por momentos a las viejas luchas del fútbol de antaño. El valencianismo parece conjurado por primera vez en mucho tiempo y las injusticias y opiniones externas están logrando por fin algo de unión.

Esto es un detalle positivo teniendo en cuenta la complicada situación societaria de la entidad, con una propiedad que sigue mirando por no apostar de lleno en la parcela deportiva y que de momento no muestra la más mínima intención de vender su paquete accionarial. Esa es una lucha a largo plazo que la masa social y la clase económica tendrán que solucionar más pronto que tarde, pero hoy nos referimos otras cuestiones.

Lejos de hablar de robos o manos negras, lo que sí está claro es que el Valencia está sufriendo arbitrajes muy extraños. Diferencias de criterio que se repiten en cada partido y designaciones puestas a dedo por un estamento en el que a día de hoy el Valencia CF no es un club bien visto. ¿Se imaginan a Real Madrid o FC Barcelona sufriendo un arbitraje con acciones similares a las ocurridas en San Mamés? Seguramente sería tema de conversación durante muchas semanas, se producirían campañas en prensa de gran repercusión y obviamente habría consecuencias en forma de "arbitrajes agradables" en las siguientes jornadas. Esto es una realidad, y también lo es que el Valencia no tiene la fuerza necesaria para ser escuchado.

Una queja simpática en redes sociales (quizá no era la mejor manera de hacerlo pero al final no pasó de anécdota) fue tildada casi como una afrenta por parte de los más antivalencianistas, pero lejos de eso el Valencia y su afición siguen siendo vistos como gente acostumbrada a llorar de más por los arbitrajes y no reconocer sus propios errores. Otra manipulación de la realidad. Pero también se manipula cuando se habla de lo estrictamente futbolístico y se extrapola una imagen de su entrenador que no responde a lo que se ve en el terreno de juego. Bordalás nunca podrá quitarse de encima el sambenito de entrenador canchero, antideportivo y amante del antifútbol. Este mantra ya ha sido adoptado por la mayoría de sus rivales y lo utilizan cuando los equipos del alicantino consiguen buenos resultados utilizando herramientas que ofrece el juego.

Marcelino García Toral fue el último en volver a usar estos argumentos para criticar el juego del rival. Muchos podrán decir que todo es parte de una estrategia para sacar rédito en rueda de prensa, pero declaraciones tan absurdas no tendrían recorrido sin una maquinaria a nivel nacional que ya tilda al Valencia de hacer un fútbol rácano, conservador y poco menos que fuera del reglamento. 

Habría que recordarles a Marcelino y a Raúl García que durante esta temporada muchos equipos fueron capaces de someter al Valencia o incluso golearle utilizando estrategias muy diferentes. En esos encuentros también estaba Bordalás y el Valencia fue de todo menos un conjunto aguerrido, defensivo y amante de parar el juego. Por tanto, este tipo de declaraciones solo deben ser tomadas como excusas de cara a la galería y responden a las ganas de justificar la impotencia generada en un equipo que no fue capaz de imponerse a Bordalás, y que incluso estuvo muy cerca de perder. En definitiva, el Valencia no solo tiene que luchar con una plantilla frágil sino que además debe hacer frente a todos estos elementos que siempre intoxican y afectan tanto al colectivo arbitral como a la prensa. La afición está obligada a demostrar madurez, enterrar el hacha de guerra en el apartado deportivo y hacer que Mestalla sea un lugar de auténtica comunión tanto en el partido de vuelta contra el Athletic como en lo que resta de liga.