La mentira de Maxi Gómez en el Valencia

La paciencia se ha agotado, hace ya bastante, y sólo vale que se ponga las pilas de una vez, porque ya demasiado tiempo esperándole

Toni Hernández | 19 ENE. 2022 | 09:00
Maxi Gómez

La gran mentira de Maxi Gómez en el Valencia. Me duele mucho escribir esto, porque era de los que pensaba que se firmaba un 9 para años, que lo tenía todo para marcar una época, que venía siendo bueno pero con margen de mejora para ser aun mejor. Todo lo que pasó en su llegada tampoco le ayudó, porque al final era un fichaje de Marcelino (que no contaba con él de salida, al menos en los primeros encuentros), y el cambio de dirección deportiva quizá le pudo pasar factura. El año raro, con el COVID de por medio, fue también delicado, aunque a él le pudo venir mejor que a los demás, porque se lesionaba de gravedad el 29 de febrero de 2020 (último partido “normal” en Mestalla hasta hoy), y el parón por la pandemia le daba el tiempo necesario para volver.

Pero el rendimiento global del equipo cuando el fútbol volvió fue un desastre, y Maxi no se escapó de aquello, aunque en aquel momento los que debían marcas las diferencias eran otros que tampoco lo hicieron, y luego vino lo que todos ya sabemos. La campaña pasada era importante, porque conforme nos habíamos quedado, el uruguayo debía ser la gran referencia. Y aunque empezó bien, el año fue peor que el anterior, con una sequía interminable que terminaba con un par de goles frente al Valladolid que sellaban la permanencia. Todas las quinielas lo ponían en la casilla de salida el pasado verano, pero como ya explicamos aquí, su amortización hacía casi imposible una salida sin perder hasta la camisa.

Además, Bordalás pidió al club que no lo sacara. Después de lo que llevamos de curso, la sensación sigue en caída libre, lo mismo que sus cifras goleadoras, que son casi irrisorias a estas alturas de campeonato. Aunque lo más duro es la intrascendencia que parece tener, por momentos mayor, en el juego del equipo. No aporta nada. Cuando está no se nota, y cuando no, tampoco, que casi es lo más duro. No sé la solución, pero es obvio que tenemos un problema de muchos millones de euros que no tienen vuelta.