Maxi Gómez, de delantero para marcar época, en el Valencia, a problema de 25 millones de euros
Cada partido deja peores sensaciones, y que el entrenador cambie a su 9 en el descanso, en casa, y perdiendo 0-2, lo resume todo
Maxi Gómez era un fichaje del Valencia que lo tenía todo para marcar una época en el club. Un delantero como hacía años que no se veía por aquí, con todo lo bueno que tiene un nueve referencia, joven, con experiencia y buen rendimiento en la Liga. Una inversión fuerte, más de 25 millones de euros entre el dinero pagado y el traspaso de Santo Mina, pero que con el contexto que había cuando se hizo, parecía una apuesta sensata dentro del mucho dinero que suponía.
Que todo lo que pasó con Alemany, y especialmente en su caso con Marcelino, le pasó factura, como a todos, es evidente. Que aún así no rindió como se esperaba, e incluso tuvo la mala fortuna de lesionarse, lo mismo. Un año malo general que se podía perdonar por todo lo que había ocurrido. Pero llegó la segunda campaña, donde se quedaba como uno de los referentes, y todo salió aún peor. Empezó bien, marcando en las primeras jornadas, pero tras hacer un gol al Barcelona, entraba en una depresión goleadora que duraría muchos meses. Y eso no era lo peor, ya que su actitud en el campo generaba muchas dudas, muchas preguntas en torno a si quería estar aquí.
De hecho, forzó para irse en enero pero nadie pagaba lo que era necesario. Bordalás lo pidió para esta campaña, dio la cara por él y le dijo al club que no lo vendiera. Sus registros goleadores ahí están, lo mismo que sus remates a portería. Que da muchas cosas en el juego es evidente, pero nosotros, el Valencia, no puede tener un delantero de 25 millones que que baje balones. Ese lujo no lo podemos pagar, y mucho menos que la actual coyuntura económica. Esta es la única realidad de las cosas.