Ricardo Arias y el Valencia

Ricardo Arias y el Valencia son dos términos que van cogidos de la mano. No se entiende el uno sin el otro. Y se explican mutuamente. No puedo hablar de Richard sin recordar que por encima de todo es mi amigo, que hemos pasado muchas cosas juntas, como él dice, unas buenas y otras no tan buenas, y como le comentaba esta semana a su hija Irene, lo que hemos sufrido juntos, une mucho. Todo esto es simplemente para contextualizar algo que es muy simple. Ricardo está en el Valencia, donde debe estar, y ahora mismo, de forma coyuntural, mandan unos.

Y quizá en un tiempo manden otros, y él tendrá que seguir en el mismo sitio. Porque es su sitio. Y seguirá diciendo lo mismo y pensando lo mismo. Y eso, a algunos, no se les puede olvidar. Porque Arias, ese al que ahora todos veneramos, las ha pasado muy jodidas, al extremo. Y de su boca NUNCA salió una mala palabra hacia el club de su amores y de su vida, nunca. Y le necesidad llegó a apretar mucho, hasta casi ahogar. Y si entonces no dijo nada en contra de la entidad, se debe valorar y estudiar la razón.

Valencianismo en estado puro. Cuando ahora escucho o leo que Richard dice esto o aquello porque contra una nómina, lo primero que tengo claro es que quien lo dice no lo conoce, no tiene ni idea. Y lo segundo, que o es muy joven o tiene muy poca memoria. Ojalá y todos los que pasen por este club fueran a nivel personal la mitad que Ricardo Penella Arias. Porque con sólo la mitad, seríamos gigantes, pero gigantes de verdad.