Soy corredor, fallero, futbolero y padre, o sea, un peligro para la sociedad

Cuatro colectivos que han recibo palos de forma consecutiva, aunque en muchos casos, por gente ajena por completo a ellos...

Toni Hernández | 06 MAY. 2020 | 07:00
Circuito del Turia

En Valencia, ser fallero, corredor, padre y futbolero, ha estado poco menos que tachado de peligro para la sociedad en los dos últimos meses. Por eso que llamamos “la gente”, es decir, todos aquellos que no forman parte de nuestro entorno, o que no piensan igual que nosotros, que puede incluso no ser lo mismo. En nuestro ciudad, estos 4 sectores han recibido bofetadas salvajes de esa “policía de balcones”, que no sólo se asoma a las fachadas, sino que en la era de las comunicaciones basadas en las redes sociales, está poco menos que en todas partes. La verdad es que no tengo demasiada suerte con mis aficiones en este sentido, aunque nadie me va a hacer renunciar a ninguna de ellas, ni renegar de que los grandes perjudicados de toda esta situación son los niños, cuyo trato ha sido vergonzoso hasta hace unos días. Un perro tenía más derechos que mi hija, y eso no es normal.

Las fallas, a las que no se nos ha dicho de todo, somos, además de cultura y tradición, uno de los motores económicos de la ciudad. Y todo ello salvando mil problemas que muchos desconocen pero se atreven a juzgar y hasta “solucionar”. Soy corredor, como miles de personas desde hace años. Salud y también industria. Que alguno sea un imbécil no quita para que sea un sector extraordinario. Porque imbéciles hay en todas partes, lo tenemos claro, ¿no? Cuando los peques salieron a la calle, que una inmensa minoría hiciera lo que le pasó por el arco del triunfo convirtió a los padres y a los hijos poco menos que delincuentes. Y el día que vuelva el fútbol será que estamos locos o tontos, o contamos con privilegios que nadie tiene. Eso si, algo es común a muchas de las quejas: hay a quien nada le viene bien, nunca. Con COVID-19 o sin él. Y cuando todo pase, seguirán juzgando en sus balcones.