Bandos en el Valencia o la necesidad de generar guerras

Partimos de muchos puntos de vista, aunque olvidamos el esencial, y parece que lo que gusta a algunos es la confrontación 

Toni Hernández | 26 SEPT. 2019 | 09:30
Mestalla

La situación de guerra en el Valencia, en su entorno, es un estado que ha gustado siempre a ciertos sectores, de fuera y de dentro, porque eso siempre genera división, aunque sea de mayorías contra minorías, y por supuesto, siempre supone un desgaste que termina pagando la entidad, que a nadie se le olvide. La sensación que a uno le queda, viendo cómo reaccionan unos y otros, es que el Valencia no ha estado como tocaba sin salir a explicar en tiempo y forma la salida de Marcelino. Es un asunto muy grave como para no hacerlo, y ha sido la llama que ha prendido todo lo demás. Los que esperaban el momento lo han tenido, y como el entrenador no tiene el nombre que se hubiera podido esperar, el ataque ha sido sin piedad. “Han destruido el modelo”, es el grito de guerra, pero lo que no analizamos es cómo estaba el modelo, que igual es lo que tocaba.

Hay que hablar claro, de una vez por todas, y cortar estas sangría que al equipo no le ayuda, y que alienta ciertos movimientos que está claro que no tienen pies ni cabeza, pero que encuentran el caldo de cultivo perfecto para poder crecer. Ya no entramos en el “Lim, vete ya” y este tipo de cosas, porque el que no haya entendido que esto no funciona así es que vive en otro mundo, sino que los objetivos del club para su supervivencia, mande quien mande, son los mismos, no cambian, y en nuestra mano está el ayudar o el no hacerlo. Aunque luego vendrán los lloros y las quemas, y la caza de brujas con los culpables. Eso sí, luego…