El año del Centenario del Valencia no ha servido para nada

Nos hemos olvidado demasiado pronto de demasiadas cosas, y no podemos echar la culpa de ciertas cosas a los demás, porque dependen de nosotros

Toni Hernández | 26 SEPT. 2019 | 23:00
Centenario del Valencia

La gran lección que parecía que habíamos aprendido todos en el Centenario es que el Valencia estaba por encima de todo: presidentes, dueños, entrenadores, directores deportivos, generales, jugadores… que los militantes, o sea, nosotros, éramos los que estábamos, estamos y estaremos, y que todo lo demás, todo, era susceptible de cambiar, de ser mejor o peor, pero desde luego de no ser siempre lo mismo. Que el escudo estaba por delante, que el orgullo de ser y sentirse no se paga con dinero y que no tiene nada que ver con quien mande o deje de mandar. Que en eso no se puede influir de ninguna manera, ni para bien ni para mal, y que nunca se tendría que hacer algo que pudiera perjudicar a la institución. Al menos nosotros, los incondicionales, que como la propia palabra indica, lo somos siempre a pesar de todo, y sin condiciones.

Si, me cae bien Peter Lim. Lo traté una vez y me pareció un tipo interesante. Creo que a nivel empresarial tiene claro qué quiere y cómo lo quiere, aunque otra cosa es que eso case con los estándares que tenemos todos en la cabeza. Quiere un Valencia que gane títulos y juegue la Champions, como nosotros, y que forme a jugadores de casa, como nosotros, y además de todo eso, su obligación es que sea rentable. Y ahí es donde se diferencia de nosotros, que es obvio que nos da igual si se debe más o menos, porque no tenemos que pagarlo nosotros. He visto como periodista a Roig, Cortés, Jaume, Soler, Morera, Llorente, Soriano, Gómez, Salvo, Layhonn Chan y Murthy como presidentes. Pero sólo un dueño, Peter Lim. Y con todos ellos, y con Peter Lim, cuando el Valencia ha marcado un gol he pegado un grito de alegría. El Centenario nos lo recordó a todos. Pero como tantas cosas, ya está olvidado.