Un jefe en la defensa del Valencia, por fin

La defensa del Valencia necesitaba un jefe, un tipo que jugara siempre, o al menos que fuera el mejor siempre que jugara, que en el caso de Ezequiel Garay sabemos que lo normal es que se pierda muchos partidos durante el año, o al menos eso es lo que ha ocurrido en los 3 años que lleva aquí. Su tope de partidos en Liga lo estableció el primero curso, el único sin Marcelino en el banquillo, con 27, jugando 24 en cada una de las dos campañas del técnico asturiano en Mestalla. 8 partidos de Copa del Rey y otros 8 de Europa, arrojan un balance en 3 cursos que, si no fuera tan bueno, daría que hablar y no para bien. 91 partidos oficiales en 3 años, cuando sólo la campaña pasada el Valencia jugó 60…

Pero es el jefe de la defensa, cuando él juega se hace a otro nivel, con otras garantías, con otro aire, con mucha más seguridad. Es el central que casa con quien le pongas, el año pasado con todos, Murillo, Vezo, Roncaglia, Diakhaby o Paulista, pero siempre cumple y con creces. Por eso se le mima muchas veces tanto, se le tiene entre algodones y se le guarda en los momentos que su concurso no es de vida a muerte. ¿Eso es bueno o justo? Eso es fútbol, y se puede entender o no, pero la meritocracia es una cosa y sacar las castañas del fuego cuando te las juegas de verdad otra muy distinta. Garay es el jefe de la defensa, y eso se nota en muchas pequeñas y grandes cosas.