El cambio del nombre oficial del Valencia: si esto genera un problema, apaga y vámonos

El cambio del nombre oficial del Valencia, que pase a denominarse Valencia Football Club como así se le bautizó el 18 de marzo de 1919, puede ser motivo de estudio, de charlas coloquio interesantes, de escuchar testimonios que no se deben perder, pero jamás, nunca, de ninguna manera, ser un foco de tensión ni por supuesto crear una polémica donde no hay nada, porque eso sería para encerrarnos a todos. La iniciativa parte sin ningún tipo de malicia ni pretensión, de valencianistas sanos, que han buceado en la historia del club, que lea conocen y la aman, y que han aprovechado que el año que viene es el Centenario para proponer esta iniciativa. Ni más ni menos, ni por supuesto con la pretensión de imponer nada a nadie, faltaría más.

También es verdad que hay que conocer bien el entorno en el que estamos, donde nada cae en saco roto y nos gusta hacer montañas de granos de arena, o incluso de cosas más pequeñas. No tengo claro si el club debe plantear este tema a nivel público, si se debe someter a un referéndum entre los accionistas (sí, ellos, no los socios, que los dueños son los que tienen acciones, no pases) y ver qué opina Meriton, claro, que es la clave de todo. Si no hacen nada se les demonizará, algo que no entendería porque no tienen ninguna obligación de hacer. Recuerdo hace 25 años cuando Paco Roig hizo algo parecido volviendo a las medias y pantalones negros. La que se montó en la ciudad fue de órdago, y eso que no había redes sociales, porque decirle a la gente que cambie nunca es fácil. Hablemos, debatamos, charlemos, pero de ninguna manera discutamos sobre este tema, porque no tiene sentido.