Le revolución de Peter Lim en el Valencia: cambia el club y no lo vende
Ahora sí que está todo cambiado, de arriba a abajo, ya que sólo el dueño sigue estando en el mismo sitio que hace 3 meses, y eso significa muchas cosas
La revolución de Peter Lim para un nuevo Valencia es un concepto que nadie se creía, del que hablamos aquí desde hace varios meses, que por supuesto hemos ido contando en todas sus fases, que han tenido su punto culminante con la dimisión de la presidenta Layhoon Chan, que será reemplazada por Anil Murthy. Con la cabeza visible del club renovada, nuevo director general en la persona de Mateo Alemany, nuevo director deportivo en la de José Ramón Alesanco, el único que sigue en su mismo sitio desde el 31 de diciembre es el dueño del club, faltaría más, y si lo que ha ocurrido en el club no es cambio descomunal, una catarsis absoluta, es que pedimos cosas que simplemente no pueden ser o que escapan a la razón humana, que de todo hay. Damià Vidagany ha cambiado de puesto, y sigue, si, pero con responsabilidades muy distintas.
Meriton puede haber cometido muchos errores, de hecho, así ha sido, pero una cosa es eso y otra bien distinta que no tenga claro que lo son y que hay que ponerle remedio para que la inversión llamada Valencia Club de Fútbol Sociedad Anónima Deportiva goce de buena salud. Todos han sido movimientos pausados y estudiados, todo ha sido hecho con calma ni forzar la máquina, en un proceso que ha madurado durante meses y que ha sido anunciado cuando el equipo ya no tiene problemas para seguir en Primera. Se pueden discutir muchas cosas, pero esto ha sido hecho de una forma razonablemente lógica. La puesta en escena ya está ejecutada, ahora faltan las obras, que son amores, y no las buenas razones.