Salvador González Marco, Voro, y el Valencia

Me gustaría hablar de Voro con calma, sin los apretones de un resultado ni estar en el fragor de la batalla, para que así quizá se entienda todo mejor

Toni Hernández | 27 FEB. 2017 | 00:02

La figura de Voro hay que tratarla con calma, al menos servidor lo ve de esa manera, y que no sea en medio de la tensión de un partido o un resultado, es mucho mejor, aunque haya un encuentro contra el Leganés es unas horas que puede ser vital para terminar con la pesadilla de este año, que parecer no terminar nunca por mucho que se gane al Madrid. Voro es un tipo discreto, pausado y calmado, una buena persona, que eso al final es lo más importante en la vida, que entró sin hacer ruido como delegado hace muchos años en sustitución de otro grande, Manolo Maciá, y que en ese tiempo, por las circunstancias del fútbol, ha tenido que ser ese bombero futbolero que apagara los fuegos que se han ido dando con distintos entrenadores y presidentes.

Si lo que pretendemos todos es que la figura de Voro esté en buen lugar, que sea reconocida y venerada, porque se lo ha ganado, hay que ser lógicos. Cuando acabe este año, debe volver a ser el delegado del equipo, debe volver a su lugar, y que siga estando ahí la buena persona que es capaz de darle calma al entorno cuando se pone a dirigir al equipo, aunque ojalá por el bien de todos eso no tenga que volver a pasar. Las campañas en pro de hacerle entrenador vitalicio o director deportivo no tienen sentido, y que Meriton lo piense tampoco, aunque esto segundo, hasta donde sé, no ocurre. Voro debe ser patrimonio del club, y para ello no debe desgastarse no hacer cosas que no le toquen, porque no hay que querer mucho, sino querer bien.