Valencia CF, diferencias entre la temporada actual y la del descenso

La situación actual del Valencia tiene poco que ver con la vivida en 1985-86. Existe peligro, pero muchas diferencias respecto a aquella temporada

Jose Hernández | 07 ABR. 2016 | 15:41

El Valencia se encuentra en una situación comprometida, deportivamente muy parecida a la vivida en 2007-08, cuando bajo el mando de Ronald Koeman el equipo estaba también a solo seis puntos de la zona de descenso a segunda división en la misma jornada. Las luces de alarma se han encendido en el club de Mestalla y precisamente por ello, la afición se ha empezado a movilizar para ayudar al equipo a conseguir el objetivo de la permanencia lo más pronto posible. Aunque el momento actual es difícil y el juego del equipo no invita al optimismo, es bueno establecer algunas diferencias con la dramática experiencia de 1985-86, la temporada en la que el Valencia descendió y que ahora se asoma como una pesadilla del pasado que no puede volver a repetirse.

El 13 de abril de 1986 ocurrió el desenlace fatal que muchos temían desde semanas atrás. Después de la derrota 3-0 en el Camp Nou, el Valencia se encomendó a un milagro imposible para salvar la categoría. Necesitaba que el Cádiz no puntuara en su estadio ante el Real Betis en un partido cargado de suspicacias, y al final ocurrió lo previsible entre gritos de "Que se besen, que se besen" de la parroquia local", 0-0. Se habló de maletines y una supuesta prima del Valencia al conjunto verdiblanco en el caso de que consiguieran la victoria, pero lo más oscuro del caso fueron las informaciones que giraron en torno a la directiva bética. El vicepresidente del Betis García de la Borbolla, habría ofrecido una prima doble por empatar ese encuentro, al margen de señalar a sus jugadores que no debía enviarse a segunda a otro equipo andaluz (El País, 15-4-1986).


En medio de todo ello, los técnicos, Paquito (un exvalencianista) y Luis del Sol (un amigo de Di Stéfano), desmintieron el supuesto arreglo y juraron sus intenciones de disputar de forma limpia el encuentro. Según publicó el diario Marca días después, en el caso de que el Betis hubiera ganado ese partido no habría sido invitado al Trofeo Ramón de Carranza ese verano, algo que hubiera repercutido gravemente en sus arcas y razón por la que se produjo el ofrecimiento a sus jugadores. En conclusión, amañado o no, el partido finalizó 0-0, el Betis jugó el Carranza y el Valencia cayó irremediablemente a la segunda división. Pero aquel descenso fue la consecuencia de muchos otros problemas anteriores que poco tienen que ver con la situación actual del Valencia.

Situación económica y social del club

El Valencia actual está en manos de capital extranjero, algo que no gusta a muchos y que está relacionado con los múltiples errores que se han cometido. El club necesita un cambio en sus estructuras y por supuesto un mejor asesoramiento, pero la posición económica de la entidad es infinitamente mejor de como lo era en 1986. Aquel Valencia estaba tocado de muerte desde mucho tiempo atrás, y por ello el desastre deportivo era algo que se veía venir. En abril de 1986 los jugadores no habían cobrado sus fichas de la temporada ni las mensualidades pertenecientes al mes de marzo, algo que se trasladaba a empleados e incluso jugadores del filial. La deuda del club estaba en 1742 millones de pesetas al comienzo de la temporada y el Valencia acudió a las instituciones públicas en busca de ayuda. Tampoco el capital privado de la ciudad aportó soluciones o posibles créditos que pudieran solventar el caos, por lo que la quiebra técnica y la bancarrota eran más que previsibles.

Una situación muy distinta a la actual y que obviamente se notó en el rendimiento del equipo y en los fichajes. El descenso fue la consecuencia de los excesos anteriores, las obras de adecuación de Mestalla para el mundial 1982 y por supuesto, un rendimiento deportivo que en los últimos años estaba siendo muy pobre. El impacto del descenso del Valencia fue enorme en el fútbol español, pero teniendo en cuenta la situación, tampoco sorprendió. Ya en 1982-83 se había coqueteado con él, y las dos siguientes campañas no fueron buenas. El año del descenso el equipo se reforzó de forma muy austera y dos días después de consumarse, el presidente Vicente Tormo dimitió dejando un club muy debilitado en la parcela económica.

El poder de la plantilla

El Valencia 2015-16 ha firmado jugadores a un precio excesivo. El gasto ha sido muy importante pero con todo ello, y a pesar de que el rendimiento ofrecido hasta el momento ha sido muy pobre, el nivel del equipo es muy superior al del resto de implicados en el descenso. La dinámica es muy negativa, pero se puede puntuar ante cualquiera a poco que el equipo muestre mayor orden y confianza. Cualquier resultado positivo será oro puro, y no van a hacer falta muchos puntos para asegurar la permanencia. En este sentido la comparación con 1985-86 no invita a discusión, ya que aquel Valencia firmó jugadores como Sánchez Torres o Muñoz Pérez, pero ante la imposibilidad de acudir al mercado con solvencia, apostó sobre todo por jóvenes jugadores del Mestalla. Incluso el técnico elegido ascendió desde el filial, Óscar Rubén Valdez había hecho una buena campaña con el segundo equipo, pero no dejaba de ser un técnico inexperto que notó el cambio desde la tercera a la primera división.


El Valencia prácticamente no contaba con jugadores internacionales, ya que si bien Tendillo, Sempere, Arias, Castellanos y el joven Robert Fernández, lo habían sido en el pasado, ninguno fue llamado durante esa campaña con España. Sí jugó con Uruguay Wilmar Cabrera, pero en este sentido existe un dato que ilustra la diferencia entre aquella plantilla y la actual: los partidos internacionales que sumaban todos los internacionales en total eran 61 (casi la mitad de Tendillo, que no jugaba con España desde el mundial 82) mientras que la actual llega a 198. Es cierto que ahora se juegan más encuentros internacionales que hace 30 años, también que en el Valencia juegan un campeón y un subcampeón del mundo y habituales de selecciones como la española, la brasileña, la portuguesa o la española.

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La clasificación

Pero la gran diferencia entre el Valencia 2015-16 y el del año del descenso es la clasificación y los rivales con los que se jugaba la permanencia. En aquella liga, el equipo era penúltimo a falta de siete jornadas para la finalización del campeonato. Estaba a un punto de la salvación y solo tenía al Celta por detrás. Había caído a posiciones de descenso en la jornada 25 y la salvación pasaba por reaccionar de forma milagrosa en los últimos encuentros. El equipo sacó fuerzas de flaqueza y llegó a ganar dos partidos ante Sevilla y Hércules que le dejaban a merced de un buen resultado en Barcelona y un posible pinchazo del Cádiz. Se perdió en el Camp Nou y más tarde se jugó el "sospechoso" partido del Carranza. Hay que recordar que la última jornada debía disputarse un decisivo Valencia-Cádiz, y quien sabe si el equipo podría haber conseguido ganar y mantenerse. No obstante la entidad estaba herida de muerte en todas sus esferas.


Ahora, aunque existe mucho miedo, el Valencia tiene un colchón de seis puntos y muchos rivales por detrás. Cuenta con jugadores muy experimentados y el respaldo de una entidad, que aunque tenga problemas que solucionar en la gestión, se encuentra a años luz de la situación de aquel año. Por último, el Valencia tiene a una afición que le apoyará en cada paso hacia la deseada salvación (aquí sí encontramos un paralelismo evidente, ya que el día del descenso viajaron a Barcelona más de 6000 aficionados para apoyar al equipo). El valencianismo se juega mucho en los próximos partidos, pero deben ser jugadores y técnicos los que cojan el timón y arreglen una situación que no debería haberse producido. El drama de 1985-86 no puede volver a repetirse.