Levante UD-Getafe CF (1-1): Rafael Martins ya está aquí

El Levante de Lucas Alcaraz rescató un punto ante su gente después de que Rafael Martins anotase el gol del empate contra un combativo Getafe.

Redactor Jefe | 09 DIC. 2014 | 01:29

Rafael Martins apareció cuando más se le necesitaba y firmó el empate a uno del Levante UD contra el Getafe CF en el estadio Ciutat de València. El visitante Yoda había puesto por delante a los madrileños, ordenados e intensos durante buen parte del encuentro que puso el punto y final a la jornada 14 en la Liga española, pero su tanto no sirvió para que volaran los tres puntos de Orriols. Con este punto, los 'granotas' aguantan con tres puntos por encima del descenso.

La epifanía de la confrontación del duelo entre el Levante y el Getafe no hizo sino más que confirmar algunos aspectos que se podían prever mucho antes de que el balón comenzará a rodar por el tapete del Ciutat de València; surgía un enfrentamiento de atmósfera densa, de diseño condensado en el que pronto quedó demostrado que había que meter el cuerpo y los codos para garantizarse la posesión del balón y el dominio de cada uno de los espacios del rectángulo de juego.

Los dos equipos parecían proponer un encuentro áspero, tosco en su crecimiento; un partido abrupto desde su raíz y refractario con el surgimiento de la estética. Y en cierto modo, así llegaron los goles. Lacen porfió con Barral en una lucha que se hizo eterna por la conquista del esférico, que bien pudo acabar en falta del jugador de la escuadra del sur de Madrid, para filtrar un pase en profundidad que Yoda convirtió en el gol con exquisitez. Minutos después Rafael Martins, con el ardor y el arrebato que caracterizó a los guerreros medievales, cabeceó rodeado de contrarios un centro de Nikos que permitió rescatar un punto que mantiene al grupo que conduce Lucas Alcaraz vivo en la pelea que significa competir en Primera División.

Pronto comprendió el feudo del barrio de Orriols que acogía un duelo que no se iba a caracterizar por un aluvión manifiesto de oportunidades en las cercanías de cada una de las metas defendidas por Mariño y Guaita, lo que confirmaba que los atacantes debían afilar la puntería ante la escasez que se preveía, pese a que Lafita estrelló el cuero en el palo de la portería azulgrana en la primera ocasión generada por el Getafe con el partido todavía recién estrenado. Esa no fue la tendencia descrita con posterioridad. El Levante lleva en las últimas semanas minimizando dificultades y huyendo de cualquier tipo de percance y de adversidades inncesarias. Todo aquello que se pueda prever dentro del campo hay que adivinarlo con el fin de conseguir evitarlo. En ese sentido, el programa que propone, una vez posicionado sobre el verde, es más sencillo en su ejecución y acentúa la infalibilidad y la seguridad en tareas defensivas con la finalidad de pertrechase sobre sí para proyectarse hacia adelante. Y no es un simple juego de palabras.

El Levante hace del orden y de la colocación una prioridad absoluta. Es su particular génesis; una manera de adherirse a los choques para llegar a la finalidad y al propósito que establece la victoria. Está embuido de un espíritu gremial que trata de fijar sobre el césped para desactivar a su adversario. En un partido compacto, Morales se encargó de aumentar su voltaje. Sus cabalgadas cambiaban el sentido de la cita y aumentaban la emoción del Ciutat. Es indudable que el futbolista madrileño se siente inexpugnable y en paz consigo mismo. Al filo de la media hora domesticó un balonazo de Casadesús, dejó tirado a su defensor en un palmo de terreno y se lanzó a la conquista del arco resguardado por Guaita. Morales es la verticalidad más manifiesta y cada vez que imantaba el balón trataba de plantear dificultades para la zaga defensiva del Getafe.

Morales convergía con Lafita en intenciones. Quizás fueron los dos jugadores con más capacidad de sorpresa y con más clarividencia al contactar con el esférico. Parecía que la victoria se le escurría al Levante tras la diana de Yoda. El jugador francés acabó la jugada con sagacidad cruzando el balón sobre la salida de Mariño, pero es difícil conseguir que el bloque local claudique, máxime si cuentan con tipos como Rafael. El delantero brasileño, en conjunción con Rubén, capitalizó el retorno del bloque azulgrana al encuentro. Emergió desde el banquillo para aceptar el desafío del gol. Llegó hasta el umbral de la línea de fondo nada más situarse en el contexto del duelo y luchó contra su defensor, codo con codo, para orientar un centro envenenado de Nikos. El gol estuvo repleto de significados desde una perspectiva personalizada y colectiva.

El gol refuerza los ánimos de un futbolista que retorna a su hábitat natural tras una prolongada lesión que le llevó hasta los infiernos. Es indudable que calmará su ansiedad y le liberará de esa pátina de desasosiego que le atormentaba. El punto mantiene al Levante en la pelea.