Valencia - Basilea, a semifinales en la noche más mágica de Mestalla (5-0)

Mestalla vibra con una velada espectacular donde tres goles de Alácacer, uno de Vargas y otro de Bernat llevaron al Valencia a semifinales

Dani Meroño | 10 ABR. 2014 | 23:43

El Valencia, con más corazón que cabeza, especulaba y manejaba el esférico pero con nulo peligro. Un Basilea bien cerrado atrás y con las ideas muy claras no permitía a los de Pizzi asomarse al balcón del área y las opciones pasaban solo por córners o centros lejanos.

De esa manera era muy difícil entrar y el equipo, pese a tener el dominio del balón, se desdibujaba en ataque. Se empezaban a agotar las ideas. Mientras, el Basilea iba a la suya y se limitaba a defender y salir a la contra. Con un Sommer inédito en la primera mitad, la única ocasión visitante corrió de cargo de Serey Die con un tiro lejano que se marchó por arriba.

El Valencia no conseguía agujerear la meta suiza, y parecía que acabar la primera parte sin goles en el marcador pero apareció la magia de Mestalla.

En solo cinco minutos el Valencia consiguió lo que no había sido capaz de hacer en más de media hora. Dos goles de Alcácer y Vargas ponían al conjunto de Mestalla en la eliminatoria. El primero tras aprovechar un despiste defensivo mientras que el segundo con un buen testarazo de Eduardo Vargas en el que Sommer poco o nada pudo hacer.

A partir de ahí el partido fue otro. El Basilea decidió salir de la cueva, lo que hizo que el partido ganara en movilidad y, sobre todo, en espacios. Pero no hubo tiempo para más, al menos en la primera mitad. 2-0 para el Valencia y Mestalla aplaudía a su equipo.

En la segunda mitad el pánico escénico se acrecentó hasta tal punto que el Valencia gozó de las mejores ocasiones del partido. Primero un centro de Fede que no encuentra destinatario en el área pequeña; después una triple ocasión en la que ni Vargas primero, ni Parejo después consiguen alojar el balón en el fondo de las mallas. El equipo suizo empezaba a perder tiempo, y el Valencia ya se lo creía de verdad.

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Tanto es así que Paco Alcácer volvió a morder con un auténtico golazo que hizos saltar de sus asientos a todo el valencianismo. Un gol por toda la escuadra que empataba la eliminatoria e ilusionaba a una grada que estallaba de ilusión. Solo faltaba un gol y la historia le debía una al Valencia.

Por ello, el Valencia siguió atacando constantemente, pero un espectacular Sommers atajaba todas las ocasiones de peligro que tenía el equipo valencianista. Balones al palo, centros que se pasean por línea de gol e incluso un mano a mano en el minuto 88 entre Alcácer y el propio guardameta, desesperaba a la parroquia de Mestalla que veía cada vez más próxima la prórroga.

Fue precisamente en ese tiempo de prolongación cuando el Valencia CF hizo los deberes. Tal vez motivado por las dos expulsiones por agresión del conjunto suizo, el conjunto valencianista siguió remando hasta que consiguió su objetivo. Primero con un gol de auténtico killer de Paco Alcácer en el que remataba desde el área pequeña sin que nada pudiera hacer la defensa suiza; y después con el tanto que redondeaba la noche y acababa por confirmar que Mestalla iba a dormir en semifinales.

A la postre un partido épico donde la grada disfrutó de un duelo en el que el conjunto de Mestalla volvió a ser el de las grandes noches europeas.