El Levante UD pierde frente al FC Barcelona (1-2)

Grandioso partido de los de JIM

Victor Romero | 15 ABR. 2012 | 00:26

Perdió el Levante UD frente al todopoderoso FC Barcelona pero lo hizo con la cabeza bien alta. Al himno de "¡Levante, Levante!" despedía la afición totalmente entregada a su equipo pese a la derrota de hoy. Y es que el conjunto valenciano no le perdió la cara en ningún momento al partido, es más, obligó al conjunto catalán a replegarse como pocas veces se le ha visto hacer en la época Guardiola, incluso a ver situado a Leo Messi casi en la posición de mediocentro en los último compases del partido.

Un partido épico del que realmente lo peor es el resultado. Un 1-2 que no hace justicia a lo visto sobre el terreno de juego. Y es que pronto, tal vez tan pronto como nadie lo podría haber imaginado, se puso el Levante por delante en el marcador. Fue desde el punto de penalti, merced de unas manos de Sergio Busquets tan claras como innecesarias. Anotó Barkero la pena máxima y comenzó la asfixia levantina al campeón de campeones. Hasta ese momento no había habido un claro dominador del partido, pero el gol fue un punto de inflexión demasiado duro para el Barcelona.

Tan duro que tardó más de 40 minutos de juego en empatar el partido. Lo hizo Messi (quién si no...) con un disparo prodigioso ante el que nada pudo hacer Munúa, pero en ese momento el partido del Levante ya había sido mayúsculo. Poco más tarde, en el 72, el argentino volvió a anotar, pero esta vez desde los 11 metros al convertir una pena máxima de Pedro Botelho sobre Isaac Cuenta, infracción señalada pero muy muy dudosa.

Y a partir de ahí, comenzó la grandeza del Levante. Había hecho un partido muy bueno frente al campeón de Europa, lo había maniatado y no le dejaba crear juego... pero no perderle la cara al partido ni ser arrollado aun perdiendo 1-2 es un logro al alcance de muy pocos equipos esta temporada. Y el Levante no sólo lo logró, si no que, como decimos, encerró al FC Barcelona en su campo. Parecía el mundo al revés... al final, Guardiola resoplaba y JIM sonreía con satisfacción. Sus chicos valen su peso en oro. Y la temporada de los granotas, también.