De Heysel a Heysel, parada en Valencia

La historia del Valencia-Manchester de 1982 y los hooligans

Jose Hernández | 16 FEB. 2012 | 10:52

El Valencia CF visita en la Europa League al Stoke City, el emblemático club de las islas británicas de casi 150 años de vida.

La historia nos remonta a una eliminatoria de tronío disputada en 1982; la primera vez que el Manchester United, flamante representante del fútbol inglés y el Valencia, se vieron las caras.

La Copa del Mundo disputada en España había pasado. Serían años muy duros para el fútbol español, ya que las consecuencias económicas del acontecimiento se volvieron devastadoras para varios clubes, entre ellos el Valencia.

La liga contaba con una nueva estrella que debía iluminar el resurgir del fútbol hispano. Comenzaba una nueva época; en las botas de Diego Armando Maradona residía parte de las esperanzas que debían hacer revivir al fútbol español.

Maradona debutó en Mestalla en la primera jornada de la liga 1982-83. Le esperaba nada menos que Mario Alberto Kempes, en una foto que ya ha quedado grabada para la posteridad del fútbol mundial. Los valencianistas ganaron aquel día, lo que significó el preámbulo de una temporada que adquiriría tintes dramáticos con el trascurso de la competición.

Mario Kempes y Diego Maradona

En Europa, el sorteo de Zurich había deparado un auténtico “coco” para el conjunto valenciano… el Manchester United de Ron Atkinson. Un conjunto de una envergadura extraordinaria, que significaba un verdadero hueso para los hombres entrenados por el mítico Manolo Mestre.

Al de Oliva no le temblaba el pulso cuando pensaba en equipos británicos. No en vano, su gran página en la época en la que vestía la camiseta del club, sucedió ante un equipo escocés, el Dunfermline, cuando marcó un histórico gol en el partido de desempate de la Copa de Ferias 1962-63.

El Manchester de Atkinson era un buen equipo. Con jugadores como el holandés Arnold Muhren o Bryan Robson, fueron muchos los que le pronosticaron poca vida a los españoles en el torneo. En la portería estaba todo un seguro de vida como Gary Bailey, hijo del exguardameta del Ipswich Town, Roy Bailey. En el lateral izquierdo se situaba el escocés Arthur Albiston, un futbolista muy duro y veloz que se incorporaba con maestría a posiciones ofensivas (como casi todos los defensas de aquel equipo).

Manchester United/ Getty Images

Grandes rematadores en las jugadas a balón parado también eran Gordon McQueen, el exfutbolista del mágico Leeds de los setenta, o Kevin Moran, incombustible defensa irlandés que más tarde ficharía por el Sporting de Gijón.

Pero sin duda, la fortaleza del conjunto de Atkinson se concentraba en posiciones de centro del campo para arriba. La columna vertebral del Manchester United la formaban Ray Wilkins como cerebro del equipo, un hombre que fue traspasado desde el Chelsea en 1979, y el gran Bryan Robson, uno de los mejores jugadores de Inglaterra en los años ochenta gracias a su versatilidad y talento. Se da la circunstancia de que tanto Bryan Robson como su técnico, Ron Atkinson, ya se habían enfrentado al Valencia en la Copa de la UEFA cuatro años antes, cuando ambos formaban parte del West Bromwich.

En la delantera contaban por ejemplo con Norman Whiteside, el joven norirlandés que se convirtió en el futbolista más joven en debutar en la fase final de una Copa del mundo superando a Pelé y que ya sabía lo que era jugar en Mestalla, en ese mismo campeonato.

OLD TRAFFORD

Cartel Manchester United vs Valencia CF de 1982

El Valencia se presentó en Old Trafford con un objetivo claro; dejar abierta la eliminatoria y no permitir que los ingleses sentenciaran en su estadio.
Lo cierto es que fue un auténtico milagro que los de Manolo Mestre no perdieran ese partido. El asedio de los diablo rojos a la portería de Sempere fue total desde el primer minuto. La defensa valencianista tuvo que emplearse a fondo para parar las acometidas del equipo local. Carrete salvó un balón en la línea de gol en la primera parte.

Tras el descanso, el Manchester United apretó el acelerador y presionó todavía con más fuerza. Fue en ese momento cuando salió la vena más bronca del equipo valencianista. Los Botubot, Tendillo y Carrete, empezaron a soltar la pierna con menos precaución de la debida. El juego duro ayudó en la defensa del resultado, pero la prensa británica arremetió con fuerza al día siguiente contra los futbolistas del Valencia.

THE GUARDIAN tituló: “Ejercicio de brutalidad del Valencia”.

La BBC ofreció un reportaje especial con las duras entradas de Tendillo. Al mismo tiempo, calificaron literalmente a Pepe Carrete como asesino.

Tendillo entra duramente a Stapleton

A pesar de la defensa numantina, el Valencia pudo ganar gracias a una acción de Kempes. El argentino se quedó solo ante Bailey, pero el meta del United fue más listo que “el matador”. Kempes no hizo un buen partido, y es que la estrella sudamericana del Valencia estaba pasando por un auténtico bache.

MESTALLA

- Señor Atkinson, ¿hay algún jugador del Valencia que destaque?
- Solsona is a very good player.

Así de claro se mostraba el entrenador del Manchester en la rueda de prensa previa al encuentro de vuelta en el estadio de Mestalla.

Los ingleses llegaron muy confiados al partido, y más cuando la cosa se les puso de cara con el tanto de Wilkins al filo del descanso. Sempere no controló su salida y más tarde no llegó a un balón que Robson remató a la red. El United estaba siendo mejor, y tan solo un milagro conseguiría que los valencianos remontaran la eliminatoria.

Valencia United 1982/ vía ciberche.net

Y llegó, en forma de regalo arbitral primero, ya que el colegiado señaló un penalti riguroso a favor del Valencia que transformó el “amigo” de Atkinson, Solsona. Y más tarde cuando Roberto Fernández resolvió una jugada trabada en el área del United; un gol que pasó casi desapercibido para los espectadores del encuentro, aunque pueda sonar paradójico.

Pero el espectáculo se había concentrado en las gradas a partir del empate de los de Manolo Mestre.

HOOLIGANS

Sillas arrancadas, intento de invasión de campo y enfrentamientos con las fuerzas de orden público. Los gamberros del Manchester United dejaron su huella en la zona de córner de la portería sur de Mestalla. Casi un millar de aficionados del United firmaron otra vergüenza europea del fútbol inglés en su andadura europea.

En Valencia ya se temía a los ingleses desde aquella final de la Recopa de 1980 jugada en Bruselas. En aquella ocasión, los seguidores del Arsenal no asumieron su derrota y destrozaron el estadio de Heysel, en una premonición de lo que pasó años más tarde con los hooligans del Liverpool en la final de la Copa de Europa de 1985. Los seguidores valencianistas pudieron verse en una tragedia parecida a la ocurrida con los tifosi de la Juve.

Heysel

En 1982, los gamberros sembraron el pánico en la comunidad valenciana. Primero en Benidorm, donde acudieron en busca de litros de alcohol con los que saciar su sed. En la ciudad alicantina hubieron 39 detenidos y daños por valor de 1.500.000 pesetas de la época. Destrozaron todo lo que encontraron e hirieron a varios agentes de la Guardia Civil. El consulado inglés asumió los daños económicos ocasionados por sus “bulldogs”.

En Valencia, las cosa marchó bajo control hasta que se produjo el empate del equipo local. En ese momento, los ingleses perdieron la cabeza y arremetieron ante el mobiliario del estadio valencianista. Muchos de estos hooligans se alojaron en el hotel Astoria de la capital valenciana. Allí se vivió otra escena dantesca, con vómitos en los pasillos, extintores volcados y paredes embadurnadas con sangre producida en los enfrentamientos con la policía.

El último capítulo de la excursión de los seguidores del Manchester, llegaría en el aeropuerto de Manises cuando los aficionados, borrachos todos ellos, tomaban el vuelo de la compañía British Airways que debía reconducirles al lugar del que nunca debían haber salido. Trataron de mantear al segundo piloto de la tripulación; una escena absolutamente surrealista. La guardia civil tomó posiciones en la escalerilla del avión y detuvo a los causantes del desagravio. Con retraso, los expedicionarios volaron aquella noche hacia Manchester.

El Valencia ganó en el campo una eliminatoria muy complicada. El deseo principal era no tener que volver a jugar con ningún club escocés o inglés en las siguientes eliminatorias.

Los de Mestre no demostraron ser mejores que el talentoso conjunto inglés. La victoria se forjó con el milagroso empate de Old Trafford y 20 minutos mágicos en Mestalla. Fue una de las pocas alegrías que pudo llevarse la sufrida afición valencianista de la época.

A lo largo de la temporada, la angustia llegaría a cotas insospechadas.