¿Pero de verdad pensamos que Peter Lim no quiere que el Valencia gane siempre?
No me entra en la cabeza que haya quien de verdad no tenga esto claro, porque si con algo disfruta el dueño es cuando se toca el cielo deportivo
Valencia CF
El fichaje de Nahuel Bustos por el Valencia, ¿a falta de flecos?
El delantero argentino ha generado cierto consenso en el entorno, algo extraño, y el club puede apretar para cerrarlo en breve
Explicación del "entrenador funcionario" no hecha por el Valencia
La famosa expresión de Murthy, llevada al extremo, generó mucho más ruido del que realmente entraña si uno tiene sentido común
Dani Parejo, en el TOP 10 de la década en La Liga
El capitán del Valencia es el octavo futbolista que más partidos de primera división ha disputado en la actual década, un mérito más para su trayectoria
Que grandes entrenadores quieran venir al Valencia, ¿no le dice nada a nadie?
Quique Sánchez Flores y Unai Emery se han postulado en los últimos días, y eso, al parecer, igual quiere decir que este club es importante...
La autoexigencia como novedad en el Valencia
Esta semana se han apreciado las palabras de Carlos Soler sobre el objetivo real del equipo, pero sorprende que a veces la lógica se convierta en sorpresa
10 millones de euros por el fichaje de un central para el Valencia
Pagar esa cantidad por Mateo Mussachio, jugador que en agosto cumplirá 30 años, es algo que se debe sobepesar con mucha calma
El objetivo es buscar culpables al caso Ferran: para variar
Lo ideal serían encontrar soluciones, aunque el club de los "señaladores" ya anda haciendo sus cábalas para ver a quién endosarle el muerto
'Rodriguistas y Parejistas', el debate interminable del valencianismo
Opinión/ Rodrigo Moreno y Dani Parejo son sin duda los dos futbolistas del Valencia que menos consenso desatan entre la afición, un debate interminable
Entender el Valencia, cada uno a su modo, ¿pero sin faltar al respeto a nadie?
Nos encaminamos a una de las etapas más complicadas de siempre, y esto deja de ir de bandos, o la guerra será peor que nunca