La nueva etapa del Valencia necesita dirección

La llegada de Ron Gourlay se presentó como el inicio de una nueva etapa. Profesionalización, planificación y liderazgo. Palabras que suenan bien, pero que necesitan materializarse rápido si no quieren caer en el mismo saco que tantas promesas vacías del pasado. 

Carlos Corberán trabaja con lo que tiene, tratando de construir un bloque sólido en plena pretemporada. Pero el técnico necesita certezas, saber con quién contará, cuáles serán las piezas clave, y si podrá competir desde la primera jornada. De momento, las ventas han sido dolorosas y las llegadas, discretas. Y lo más preocupante es que no se conoce el camino y todo está en el aire. Gourlay ha aterrizado en plena efervescencia. La afición ha respondido en la campaña de abonos, los jóvenes siguen siendo el motor del proyecto, y hay un técnico comprometido. Pero falta una figura que asuma el liderazgo institucional, que explique el plan, que transmita seguridad y confianza. Porque la sensación sigue siendo de incertidumbre.

Los casos de Javi Guerra, Diego López o Tárrega son sintomáticos. Renovaciones que no se cierran, jugadores importantes que siguen en un limbo, y un mercado que no espera. Si el nuevo CEO ha venido para marcar diferencias, este es el momento de hacerlo. Con decisiones, pero también con presencia. El valencianismo exige claridad ya que nuevamente volverá a estar con el equipo.