Las claves de la guerra contra Meriton en Valencia
Si se tiene la cabeza fría, que es algo esencial pero que hacemos demasiado poco, se ve todo con mucha más claridad

En Valencia llevamos muchos años equivocándonos en la guerra contra Meriton. Lo he dicho muchas veces, no me voy a cansar de repetirlo, y si eso supone que me insulten un poco más, o un mucho, me da exactamente igual. No entendimos nada, o poco, en el proceso de venta de 2014, y ahora hemos demostrado que cangrejos que van para atrás, hay muchos, y no sólo Lim, como dijo Marcelino una vez.
Sé que no es fácil comprender que alguien está en tu casa, o la que era tu casa aunque la sigas sintiendo tuya, que hace lo que le da la gana y que, muchas veces, eso supone un daño terrible para esa casa. Y sabiendo que no es fácil, lo que no debemos hacer es ponerlo aún más complicado.
Lim vino con una idea, diría que no ha colmado sus expectativas, y ahora simplemente está buscando una salida. Y esa salida pasa por vender, y no tiene prisa, lo está dejando muy claro. Y si para vender hay que tener el nuevo estadio, que es algo que se debía haber terminado hace años, se tiene.
Y si hay que reordenar la deuda, que es básico, se reordena. Y si hay que volver a firmar un convenio con el Valencia como el que ya había, pues se firma. ¿Por Lim? Por el amor de Dios, no seamos obtusos, por el Valencia, no por ese señor, que antes o después será historia pasada de este club. Negra pero historia a fin de cuentas. Lo que le pase a Lim me da igual. Lo que le pase al Valencia, no.
Y si hay que hacer lo que hay que hacer para que este hombre se vaya, que encima no es malo para mi club, se hace. Y si tengo rencillas que van más allá de lo racional y del bien común, hago maratones o me pego cabezazos contra la pared. Pero no sigamos haciendo tan mal la guerra contra Meriton, porque se lo ponemos muy fácil.