La broma del Valencia como visitante
No hace falta repetir los números otra vez para hacernos sangre, porque esto va de cambiar lo que viene pasando un año

El Valencia es una absoluta broma como visitante en Primera División. No se le pueden poner paños calientes a algo que es obvio, que es tangible, y por supuesto, muy mensurable. No hemos ganado a nadie lejos de Mestalla, y desde el fin de semana pasado, somos el único equipo de la máxima categoría que falta por hacerlo.
Ha dado igual el rival y el momento, los que han jugado o los que han faltado, no hemos dado la talla, salvo en alguna contada excepción, y eso nos condena de forma irremisible.
Fiarlo todo a Mestalla es una locura, porque te pueden pasar cosas como la del pasado fin de semana contra el Atlético de Madrid, y ahí te das cuenta que vas sin colchón, que no hay dónde agarrarse, y pueden entrar unos vértigos que serían una especie de remate final a una situación de por sí terrible. Entrar en los fríos y dolorosos números es algo que no aporta nada, porque ya nos los sabemos de memoria.
Aquí sólo vale ser el mismo equipo que en Mestalla, y encima no siempre, no arrugarse, no hacerse más pequeños, y entender que se sale del pozo yendo siempre con el cuchillo en la boca, no especulando y haciendo cosas muy raras como llevamos viendo todo este maldito curso.
Faltan 13 partidos, un tercio de la Liga, y 7 son como forasteros, uno en el Bernabéu. Si pensamos salvarnos sin sacar nada de todos estos encuentros es que no hemos entendido de qué va esta historia, no hay mucho más que hablar al respecto.