La venta del Valencia, de nuevo silencio
El 10 de 18 de Corberán, partidos contra el Barcelona al margen, ha vuelto a ejercer ese "pequeño milagro" que pasa siempre

Cuando el Valencia gana partidos, parece que “todo vaya bien”. Hay silencios atronadores, porque ponen en entredicho a aquellos que, cuando la cosa se tuerce, desentierran las hachas de guerra. Porque generan en mucha gente la sensación de que desean que el equipo pierda para poder hablar de su libro.
Y aunque de verdad no lo creo, porque no me cabe en la cabeza que ningún valencianista pueda desear que pierda su equipo por ningún interés, muchas veces cuesta quitarse ese pensamiento de la cabeza. El día del Barcelona en Copa había que quemarlo todo y Lim era el anticristo, como siempre. Y no sin cierta razón, desde luego. Pero luego vuelves a ganar en Liga.
Y cuando las cosas están así, de repente, no hay ruido, no hay movimientos para generar nada, porque se ve que el máximo accionista ya no es el mismo o que la política de Meriton ha cambiado de forma diametral en los últimos tiempos.
Pero lo que de verdad me mata no es lo que se, sino lo que no se ve. Porque me juego un café a que los cañones están listos, pero mucho más que listos, y que sólo se espera el contexto necesario para que empiecen a disparar. No lo quiero y ojalá no pase, pero sinos quedamos “pronto” sin opciones de ir a Europa, vamos a poder salir de dudas con bastante rapidez, lo que estoy seguro que me va a cabrear, y no sólo a mí. Pero de repente, la venta ya no urge tanto. O no importa lo mismo.