Juan y Fernando Roig: lo que perdió el Valencia, imperdonable
Los que se empeñaron en alejarlos del club, que están muy identificados, tendrían que tener una penitencia dura, muy dura

A los genios que no dejaron que Juan y Fernando Roig fueran los máximos accionistas del Valencia habría que… no sé qué término usar, pero desde luego no sería ninguno bueno.
La salvajada que cometimos hace casi 20 años no tiene perdón de Dios, por muchas cosas, y cada vez que vemos una nueva, al menos quien suscribe, se da más cuenta. No quisimos que fueran los máximos accionistas, porque no queríamos que esto fuera “el club de los Roig”, que de verdad, alguno que va dando lecciones por ahí, o que lo intenta, lo que debería es esconderse en una cueva, pero bien dentro, para asegurarse de no volver a ver la luz del sol.
Esto lo pienso siempre, pero cuando ocurren algunas cosas, lo pienso más. Entre Juan y Fernando, a través de sus empresas y sus clubes, la aportación a la recuperación del deporte valenciano ha ascendido nada menos que a 6 millones de euros. ¡6 millones de euros! No entro en comparaciones, mi reflexión no va de eso, aunque no habría ninguna que pudiera soportar este nivel de altruismo.
Pero más allá del dinero, haber renunciado a la capacidad empresarial de dos tipos de casa, de la tierra, que son valencianistas aunque ahora sus vidas apunten en otras direcciones, de verdad que es algo que me hace enloquecer, porque el tren que teníamos parado en la estación y que se fue sin que pasara absolutamente nada, no nos lo tendríamos que perdonar en la vida. Gracias a los dos, gracias, muchísimas gracias. Por muchas cosas.