Cuando el fútbol se convierte en un refugio para muchos

El Valencia ha sido una de las partes más importantes de vida siempre. Porque es mucho más que un equipo de fútbol, que un club. Es una forma de vivir, una filosofía de la propia vida, un lugar común para decenas de miles de personas en todo el mundo. Una manera de conectar con tus amigos para hablar de cualquier cosa relacionada con la entidad, sea la que sea, y sea en el momento que sea. Un sentimiento heredado y que se transmite de padres a hijos.

Y ahora mismo lo echo de menos, lo echo mucho de menos, porque además tengo esa extraña sensación, e igual no soy el único, de ver que los demás juegan que la vida sigue, y que nosotros no es que no lo hagamos, es que ni se nos pasa por la cabeza. Veo a muchísima gente limpiando con camisetas del Valencia, porque eso también es una muestra de orgullo, y vaya, me da fuerzas para volver a encarar otro día más.

El Valencia siempre ha sido mi refugio, mi castillo inaccesible donde los problemas eran otros, porque los ha habido siempre, pero eran algo que formaba parte de mí, de nosotros. Que sigue formando parte. Apenas llevamos dos semanas de pesadilla, aunque parecen muchas más, e intuyo que mi equipo, que mi club, que mi forma de ver la vida, va a ser tan importantte como lo ha sido siempre, como espero que lo sea hasta que ya no anda por aquí.