Queridos jugadores del Valencia, toca hablar en el campo
Estamos en sus manos, como siempre, pero en estas circunstancias, sin lugar a dudas, mucho más de lo normal

Me pregunto qué les diría a los jugadores en la charla previa al partido de hoy. No soy entrenador, no lo he sido nunca, y como presidente nunca bajé a un vestuario antes de un encuentro. Como director deportivo, sí, y aunque no toqué Primera División, la tensión y la agonía de un descenso, o de verte abajo, es la misma, y eso lo viví en un histórico del fútbol como el Sabadell. Por cierto, con uno de los 3 presupuestos más bajos, nos salvamos.
Insisto, me pregunto qué les diría a mis jugadores en un día como hoy, después de una semana como la que llevamos. Porque además estamos hablando de Baraja, que sabe muy bien lo que pesa esa camiseta, que conoce muy bien el entorno, que sabe de qué va esto, y que tiene muy claro las cosas que pasan, las que pueden pasar y las que se busca que pasen.
Pagaría dinero por escuchar esa charla, la de la tele no, la de la verdad, la que estarán encerrados y hablarán del partido. Y ver las caras, porque seguramente, en ese momento, sabría con total certeza lo que fuera a ocurrir en el partido, no me cabe ninguna duda. Y por más que uno se quiera meter en el papel de Baraja, no es que no sea fácil, es que resulta del todo imposible, porque sólo se puede experimentar cuando uno lo sufre en sus propias carnes.
El Pipo sabe que su puesto está en el aire, y que en otro momento, con esos resultados, estaría fuera. Y los jugadores lo mismo, y la gran mayoría de los que hay ahora se lo deben todo a él. Estamos en sus manos, como siempre, pero en este caso, mucho más que nunca.