La figura de Baraja a corto y medio plazo en el Valencia
El técnico se equivocará, seguro, porque nadie es perfecto, pero para muchas cosas tiene que ser poco menos que intocable

Rubén Baraja tendría que ser una figura intocable en el Valencia, al menos a nivel social. Por todo lo que fue primero, y por todo lo que es ahora. A nivel deportivo, pues oye, como todos, tiene días mejores y otros peores, unas veces acierta y otras no, para cabreo máximo suyo el primero, pero cuestionar al Pipo me parece una absoluta barbaridad, propia de aquellos que van con una antorcha y una lata de gasolina persiguiendo el momento de hacerlo prender todo.
En las últimos dos o tres semanas he oído y he leído muchas burradas, pero muchas, aunque sigo sintiendo que Mestalla, donde está el corazón del valencianismo de verdad, respalda de una forma unánime a su entrenador.
Pero los discursos se van armando, los relatos se van componiendo, es como si se fueran dando pasos para una puesta en escena y esperar, simplemente, el momento oportuno para que salgan los actores y terminar la faena. Baraja ha puesto al Valencia por encima de todo, por encima de él mismo, aunque tengo claro que eso no se ve, o no se quiere ver.
Porque ahora, pasado el tiempo, parece que cuando vino, en febrero de 2023, lo de salvarse fuera un paseo en barca, o el año pasado, luchando Europa casi hasta el final, lo “normal” para la plantilla que había. Y en este momento toca el discurso de “como tiene firmados dos años, le da igual”.
No se trata de conocer a Rubén o no, sino a Baraja, que “sólo” lleva 24 años aquí, y no decir estupideces de forma gratuita para sacar beneficio propio para causas personales. Me dirán algunos que escribo esto porque es mi amigo, y claro que lo es. Pero haría lo mismo por cualquiera como él en las mismas circunstancias. El problema viene en que no es que haya demasiados en más de 105 años de historia del Valencia, y eso parece que tampoco lo vemos.