Fe ciega en el Valencia de Baraja
Hay un trabajo, una base, todo eso que se pone en duda cuando no salen las cosas, y por eso hay que creer en ellos

El Valencia de Baraja no hace milagros, sino que en base a un trabajo de año y medio, con muchísimos problemas de todo tipo, hay una base que permite al equipo mejorar, crecer y competir. Del partido del Celta al del Villarreal, con apenas una semana de diferencia, y Bilbao por medio, hay un mundo, y pensar que ese cambio ha sido por generación espontánea es bastante iluso. He leído que no había trabajo, que no se había hecho nada, y sin eso, las cosas no salen.
Decía el Pipo en sus redes sociales que "el equipo mereció más y sigue mejorando aunque necesitamos empezar a sumar de tres. En el parón debemos trabajar duro en acoplar las caras nuevas y, sobre todo, en evolucionar más para mostrar siempre nuestra mejor versión". Y no puedo estar más de acuerdo con él en todos los sentidos, porque además, con educación y serenidad, hace un resumen perfecto de cómo han sido los últimos meses en el club.
A todos nos gusta ganar, a Baraja el primero, faltaría más, y tener un equipo mucho mejor, no me cabe en la cabeza que eso no se entienda. Pero somos lo que somos y estamos como estamos, y si ahora vamos a poner en tela de juicio al tipo que nos lleva salvando el trasero desde febrero de 2023 con lo puesto, es que hemos perdido el norte de manera definitiva. Allá cada cual, pero yo voy a muerte con mis jugadores y con mi entrenador, porque son los nuestros.