Mantener la calma en el entorno del Valencia

Si eres del Valencia no quieres que el equipo baje a Segunda División. Casi es mejor empezar por el final, porque como empecemos a dar rodeos, que tampoco es eso realmente, aquí hay quien enciende las antorchas antes de la hora del almuerzo. Llevamos todo el verano hablando de las carencias de la plantilla, de la falta de fichajes, de la ausencia de inversión, y de que lo normal, lo más normal, es estar peleando hasta el final por no descender.

Y hasta que ha empezado a rodar el balón, el discurso ha sido poco menos que unánime, pero ha sido comenzar a jugar, y es como si la situación fuera una enorme sorpresa. Y vale que en Singapur vayan a su aire y no se enteren de qué va esto, o no quieran hacerlo, pero eso no significa que nosotros debamos actuar igual, porque en ese caso, y que no se enfade nadie, o que lo haga, no vamos a ser mucho mejores que Peter Lim y su errática política deportiva.

Si optamos por quemar la falla, por ser tremendistas, por anunciar que todo está terminado en la jornada 2, o en la 3 o en la 4, está claro que no hará falta ni jugar, la condena será firme. Sí, somos el Valencia, pero ahora mismo somos también de los que están abajo en la tabla, y esos no se inmolan en el primer mes de competición, porque saben que su sino es pelear por no bajar, sin más. Y yo no quiero volver a vivir un descenso, por nada del mundo.