La fractura social en un Valencia tocado
El máximo accionista sigue sin explicar sus intenciones y la situación ya ha provocado una fractura social muy preocupante

Un verano más el Valencia se dispone a comenzar un campeonato con una plantilla de mínimos y carencias en algunos puestos, Baraja no ha alzado la voz pero el entrenador no puede estar contento con la política de fichajes, sobre todo porque todavía podría salir algún jugador importante de aquí al final del mercado. Pero más allá de lo deportivo la fractura y la división cada vez es más importante, existe frustración ya que Peter Lim no ha dado señales de querer vender el club a corto plazo. Era algo que podía esperarse ya que no existieron ofertas que pudieran convencerle.
Mientras tanto la afición se divide entre los que han lanzado una postura más contundente (con campañas en las redes sociales) y aquellos que decidieron mantener una visión más fría (llamados habitualmente colaboracionistas y otras lindezas casi irreproducibles). Lógicamente hay líneas que no se pueden traspasar y lo ocurrido el pasado sábado en Mestalla fue absolutamente penoso y debería ser denunciado por todos. Es conocido que el Trofeo Naranja es una cita ideal para familias y no habituales que deciden acudir al encuentro en familia y con niños (una buena forma de iniciar en el valencianismo a los más pequeños).
El ambiente suele ser festivo y el sábado no fue distinto, excepto para un sector. Disfrutar, celebrar e incluso hacer la ola fue considerado como una ofensa para unos pocos que se dedicaron a lanzar improperios, cánticos malsonantes e incluso a encararse a los espectadores más cercanos en el estadio con continuos gestos (peinetas y cortes de manga incluidos). Una imagen lamentable y que poco contribuye a cualquier causa, pero por encima de todo no ayuda a crear verdadero valencianismo entre los más jóvenes que sufrieron esta actitud en su primera vez en Mestalla. Lo peor de todo es que ese comportamiento no parece que vaya a cambiar y sobre todo está muy alejado de la independencia y libertad de expresión que muchos llevan años reclamando.