Cuando no se quiere tener ilusión por el Valencia de manera artificial
Estamos dejando atrás la verdadera esencia de ser de este equipo, de este club, y todo a cuenta de una guerra que se disputa en otro lugar

La ilusión por el Valencia es una de las cosas más maravillosas que me dejó mi padre. Por el Valencia, mande quien mande, entrene quien entrene y juegue quien juegue. Porque el escudo es el nuestro, y unas veces tendremos mejor equipo, y otras, será menos bueno. Y eso, para aquellos que se creen que han inventado el sentimiento, no significa que a nadie esté contento de que pase esto, que confundir churras con merinas siempre ha estado mal.
Ya sé que no vamos a ganar la Liga, normalmente, y que lo tendremos muy mal para poder entrar en Europa, que es algo que el club debería trabajar para conseguir, pero seguimos dependiendo de un dueño que no quiere entender. Pero yo no mezclo, no caigo en la trampa, no le compro a nadie eso de que como está Lim, todo por el aire, caiga quien caiga. Eso no puede ser, no tiene sentido, y creo que hasta los que lo hacen lo saben.
Cada uno que haga lo que quiera, faltaría, pero soy de los que renovará el pase, irá al campo y estará dispuesto cada semana a sufrir con su equipo, con todo. Sólo es mi forma de verlo, la misma que tengo desde hace 50 años, y a esta edad no hay hijo nacido de madre que me vaya a hacer cambiar. Porque no me da la gana primero, y segundo porque estoy totalmente convencido de que este es la forma correcta de hacer las cosas.