Entender el Valencia de hoy sin olvidar lo que somos, seremos y volveremos a ser
La historia es una cosa, y la realidad, por desgracia, otra, aunque el sentimiento, que nadie lo olvide, sigue siendo el mismo

El Valencia volverá a ser un grande, con o sin Peter Lim. Que tengamos esto claro es algo que depende de nosotros, lo mismo que el hecho de saber qué terreno pisamos exactamente en este momento, que es algo que, aunque a veces sea de manera muy forzada, parece que lejos de estar claro.
Lo que viene sucediendo con los fichajes que hacemos de un tiempo a esta parte es para hacérnoslo mirar, y lo digo sin ningún tipo de ánimo beligerante, pero también muy harto de que se repitan patrones exactamente iguales, como si realmente fuera todo algo bastante artificial. No sé las burradas que hemos dicho porque Lim no nos da respiro con la ausencia de fichajes desde el verano de 2020.
Y ahora que llegan jugadores, que encima pide el entrenador, el discurso gira 180 grados, algo muy habitual, y tampoco nos valen, porque son deshechos de tienta, porque son descartes de otros, porque no nos vale nada ni nadie. Y eso genera una fatiga terrible, un cansancio que no se puede soportar, y les da igual.
Toda mi vida he sido de los jugadores que se han puesto mi camiseta, sin condiciones, sin mirarles debajo de las uñas. Luego, unos me han gustado más o menos, o han rendido mejor o peor, pero cuando el escudo de mi club está en su pecho, amigo, eso no tiene debate.
Si encima los pide el entrenador, en quien confío ciegamente, y ellos hacen lo posible y lo imposible por venir, entonces mi inercia es girarme hacia donde se ponen los problemas y preguntar la razón, porque en ese momento es cuando empieza a haber demasiadas cosas que no me cuadran. O sí me cuadran, pero prefiero no enzarzarme en más historias.