Cuando no queremos aceptar las verdades del Valencia
Vivimos tiempos muy complicados, muchísimo, que no vamos a superar si no empezar a tener claro dónde estamos en ciertos temas

Gran parte del entorno del Valencia se niega a aceptar lo que somos. Y eso, desde el matiz del punto de rebeldía es algo extraordinario, y necesario, pero por otro lado, desde el punto de vista de la realidad, puede ser un generador de expectativas nunca cumplidas que acabe en frustración, y eso tampoco se puede permitir. Decimos que entendemos lo que somos, y eso no es verdad.
Sí, repetimos muchas veces que somos una SAD y que aquí mandan las acciones, pero al mismo tiempo repetimos que el club es nuestro, que si no nos gusta la gestión “echamos” al que mande y que los políticos saquen del club a los que hay. Todo en la misma frase en un sinsentido, pero no es que se haga, es que se lleva al extremo.
Hemos dicho muchas veces, pero muchas, que a Lim sólo se le puede sacar comprándole sus acciones, o bien, con una sentencia de un juez, firme y no recurrible, en la que se le condene por hechos delictivos societarios. Ninguna de las dos cosas ha pasado, al menos por el momento, y es por eso que sigue siendo el máximo accionista, y desde todos los puntos de vista, menos el social, con toda la tranquilidad del mundo.
Reitero que el esfuerzo debe centrarse en poner el club en valor y conseguir que alguien lo compre, ni más ni menos, y en ese proceso podemos y debemos actuar todos, que no depende de Lim, sino de nosotros mismos, y en cierto modo, también de las instituciones. Aceptar que las cosas son como son no es malo, no es rendirse, es posiblemente el primer paso para salir del agujero en el que estamos, aunque haya quien prefiera verlo de otro modo.